Maribel Choquehuanca Balboa - Instituto de Investigaciones Sociológicas “Mauricio Lefebvre”
#SociologíaUMSAescribe
En este espacio se difunden trabajos de los estudiantes de Sociología de la UMSA que tienen un componente de investigación, con el propósito de alentar el desarrollo de habilidades de escritura en la idea de que esta práctica está íntimamente relacionada con el pensamiento crítico y creativo.
AUTORES
EL TRABAJO JUVENIL Y LA MIGRACIÓN[1]
Maribel Choquehuanca Balboa[2]
Introducción
En este ensayo hablaré del trabajo juvenil y de las dificultades que se atraviesan al buscar un empleo. Esto sucede de tal manera que incluso lleva a emigrar al exterior. Algunas de las influencias son los problemas que atraviesa nuestro país. Los más afectados son los jóvenes y, por esos inconvenientes, les es complicado hallar un trabajo estable y seguro.
Primero describiré algunas causas de ese desempleo juvenil. Sobre todo, me referiré a las dificultades o complicaciones que sufre un joven al buscar trabajo. Se trata de una serie de obstáculos que, por obligación o simplemente presión de conseguir empleo, llevan a algunos a emigrar a países vecinos. Gran parte de los jóvenes que viajan por esa oportunidad de trabajo son del área rural y desconocen el trabajo que realizarán. En este caso, describiré un poco cómo es el trabajo que realiza un joven en la ciudad de Sao Paulo, Brasil. En segundo lugar, contaré mi experiencia vivida en el exterior, precisamente en Sao Paulo, Brasil.
Yo también decidí emigrar por trabajo como algunos jóvenes. Revelaré algunos hechos que tal vez algunas personas desconozcan sobre lo que es el trabajo en esa ciudad. Contaré incluso cómo los jóvenes somos sometidos a varias horas de trabajo y también las formas de trabajo que hay en ese país. En cierto modo, hablaré también sobre el movimiento juvenil que hay en esa ciudad y sobre algunos hechos que pude apreciar en el poco tiempo que viví allí.
El objetivo que tengo en este ensayo es mostrar cómo los jóvenes tenemos complicaciones al buscar empleo y cómo somos explotados al buscar cualquier tipo de labor. Esos problemas, a gran parte de ellos, los llevan a emigran a otro país. Al mostrar mi experiencia, espero ayudar un poco a saber que los tipos de trabajos que hay en el exterior no son fáciles, como comentan otros. Gran parte de ellos nos hablan de ganar mucho dinero, pero no mencionan que somos sometidos a varias horas de trabajo. Comentaré algunas actividades que realizan los jóvenes compatriotas en ese país.
Precariedad laboral
En Bolivia, la situación socioeconómica es uno de los factores que influye en la tasa de desempleo en la juventud. La crisis vivida en los países subdesarrollados no ha hecho más que empeorar los números altos de desempleo. El factor que les impide encontrar trabajo es la falta de oferta laboral segura en el país. Son los jóvenes y mujeres quienes tienen menores oportunidades de empleo y eso se está convirtiendo en un problema estructural. A eso tenemos que asociar otros problemas que está atravesando nuestro país.
Causas y dificultades que atravesamos los jóvenes en busca de un empleo
Las causas del desempleo nos llevan al crecimiento urbano sin industrialización y formas de producción atrasadas. También provocan el debilitamiento de la economía campesina y, como resultado, mayor migración y salario precario. También hay relación con la falta de políticas públicas del Estado y del gobierno. Y en esto, los jóvenes son los más afectados a la hora de buscar un trabajo.
Las dificultades de encontrar un empleo seguro y estable complican a un joven. Además, ellos recién se integran al campo laboral y no pueden tener esos beneficios. Por otra parte, buscar empleo también es muy complicado para ellos, debido a que siempre requieren personal con experiencia laboral. También a esa dificultad se suma el requerimiento de currículum que exigen al momento de ofrecer una fuente de trabajo, tomando en cuenta que gran parte de los jóvenes solo tienen experiencia de trabajo de unos cuantos meses. Y además, solo trabajan temporalmente —por lo general en vacaciones— y pues no tienen más experiencia, lo que hace que ellos solo consigan trabajo como “ayudantes”. El hecho de que ellos consigan trabajo informal hace que no puedan adquirir algún certificado o algún justificativo que demuestre que realmente trabajaron.
Incluso buscar trabajo en línea, vía redes sociales, puede ser un peligro porque muchos anuncios publicados suelen ser engañosos. Varias publicaciones ofrecen una gran cantidad de dinero por poco tiempo de trabajo. Asimismo, hay muchos anuncios ofreciendo trabajos de dama de compañía, que suelen estar muy bien camuflados. Y uno puede darse cuenta por la forma en la que publican el avisoː “Se requiere señorita urgente pago por hora Bs 700”. No obstante, también los jóvenes suelen concurrir a entrevistas de trabajo y después de la entrevista realizada, les dicen que les comunicarán si obtuvieron el trabajo; sin embargo jamás efectúan lo acordado. De esta manera, los jóvenes tienen bastantes dificultades al buscar empleo.
Hay una situación muy especial. Se trata de los jóvenes que al culminar el bachillerato, lo primero que hacen es buscar un empleo. Son pocos los que deciden estudiar una carrera y a la vez trabajar; varios deciden solo trabajar. Asimismo, los que se dedican solo a trabajar, lo justifican por necesidad antes que por oportunidad. Los jóvenes están en mayor situación de desprotección social por acudir a empleos inestables e incluso por la inexistencia de trabajos estables. Gran parte de ellos no conoce cuál es el monto de dinero del salario mínimo, ni las horas de trabajo, ni mucho menos sus derechos y obligaciones laborales. Por esas razones, suelen ser explotados laboralmente.
La complejidad de hallar un trabajo nos lleva a emigrar a otros países
Estos y varios factores obligan a muchos jóvenes a migrar a diferentes países vecinos. Se trata de la presión o la desesperación de conseguir un trabajo. La mayor parte de esos jóvenes ya han cumplido los dieciocho años de edad, por lo que pueden pasar sin ningún problema alguna estación de migración. Se puede decir también que la totalidad de bachilleres del área rural se van al exterior. Se trata de una migración aymara que escoge como destino países que están alrededor del nuestro. Por otro lado, algunos de ellos deciden hacer una migración temporal y otros una migración estacional.
La ciudad de Sao Paulo (Brasil) es un ejemplo de que varios bolivianos migran por trabajo; gran parte de ellos son jóvenes de la cuidad y del área rural. En general, todos se dedican al trabajo en talleres textiles; muchos de estos, ilegales. En Sao Paulo, los talleres tienen un nombre respectivo: “oficinas de costura”. Son talleres ubicados en la misma casa en la que los trabajadores se quedan a vivir. En sí, la mayoría de esos talleres textiles solo trabajan con familia y amigos. También reclutan jóvenes para insertarlos en el rubro textil por medio de avisos en redes sociales o por algún familiar suyo. Los jóvenes viven indocumentados por años porque desconocen que están de ilegales en ese país. Ahora bien, al ingresar a ese rubro, no están completamente seguros debido a que la totalidad de talleres no cuentan con un NIT o licencia de trabajo. Los talleres pueden ser fácilmente clausurados y los trabajadores claramente serán deportados al país de donde provienen. El trabajo en esos talleres es bastante exigente; los jóvenes son sometidos a varias horas de trabajo. La jornada laboral consiste en confeccionar prendas de vestir. El problema es que los jóvenes están en constante contacto con telas que desprenden bastante polvillo y no portan barbijo en el rostro para no respirar ese aire. Esto, con el tiempo, les podría causar pulmonía respiratoria. A pesar de ello, el jefe o dueño del taller no se hace responsable de la salud del trabajador y no le informa de esa clase de peligros. Por otro lado, los jóvenes trabajan de lunes a sábado (sábado hasta el mediodía); y de lunes a viernes no salen para nada del trabajo, están sometidos a no salir a ningún lado. De igual manera, algunos solo suelen quedarse como dos años a trabajar y otros deciden quedarse más tiempo, incluso forman sus familias en ese país. Los que deciden quedarse incluso llegan a armar sus talleres propios y progresan en ese país.
Una experiencia mía: emigrar al exterior por una oferta de trabajo
Hace tres años atrás, al culminar el bachillerato, tuve que buscar trabajo; pero no pude encontrarlo. Por ello me fui a Sao Paulo (Brasil) a trabajar con mis tíos, ellos me ofrecieron una oportunidad de trabajo. Gran parte de los familiares de mis padres se encuentran en ese país. Ellos emigraron a esos lugares en busca de mejores condiciones de vida. Tuve que viajar con amigos de mis tíos vía terrestre, con un sinfín de paradas. Primero, partimos hacia Cochabamba y de ahí hacia Santa Cruz. Después nos fuimos hacia la frontera, a Puerto Quijarro. En la frontera nos quedamos todo un día, ya que debíamos sacar nuestras visas para ingresar a ese país. Esto me recuerda que había una gran fila para ingresar al país vecino, la mayor parte de las personas formadas en la fila eran compatriotas bolivianos; y eran más los jóvenes los que se encontraban en ese sitio. Mientras yo hacía la fila, tuve una conversación con una señorita que provenía del municipio de Laja y me comentaba que sus padres habían fallecido y que ella se había quedado sola; por ello, no decidió continuar con sus estudios, por falta de dinero. Por esa razón, decidió irse a trabajar donde sus tíos. Después de esa conversación, era mi turno de ingresar al sitio de migración brasileña. Estaba muy nerviosa porque minutos antes algunas personas me decían que no todos conseguían la visa, algunos solían ser rechazados por el hecho de que allí realizan una serie de preguntas como cuáles son los fines con los que estás ingresando a su país y con cuánto dinero estás ingresando. Yo pasé tranquilamente, no fui rechazada porque había comentado que solo iba como turista por un par de semanas (figuras 1 y 2).
Figuras 1 y 2. Documentos que solicitan para ingresar a Brasil. Fotografía: Maribel Choquehuanca Balboa.
Observé también que algunos jóvenes bolivianos que viajaban solos, fueron rechazados en las oficinas de migración e iban a tomar unos autos que los llevaban a Sao Paulo de forma ilegal. Esos autos particulares se llamaban “piura” porque tomaban otras rutas para no chocar con el control de oficiales en la carretera. Ya en Brasil, fuimos a la terminal para ir a Sao Paulo en un bus Andorinha. Supuestamente decían que era el bus más seguro, yo pienso que decían eso porque gran parte de la gente que llenaba el bus era boliviana y, claro, siempre hay confianza entre compatriotas. Hasta cierto punto del viaje íbamos tranquilos; pero más adelante, el bus se estacionó e ingresaron oficiales brasileños a inspeccionar las visas y mochilas de algunos. Afuera del bus, otros oficiales inspeccionaban las maletas que teníamos en la parte de almacenamiento. Al mirar por la ventana noté algo muy raro. De las maletas de algunos pasajeros sacaban chuño, papa y tunta; esos productos fueron decomisados. Posteriormente, continuamos el viaje largo hacia esa ciudad. Al llegar, mi tío me esperaba para llevarme a la casa donde me quedaría a vivir y trabajar. Muchos bolivianos solo viven en casas alquiladas, en el mismo lugar donde trabajan. Muchos de los jóvenes vamos con la mentalidad de ganar mucho dinero al irnos a trabajar al exterior. Pero no sabemos el tipo de trabajo que obtendremos, porque cuando yo me fui nadie me había comentado que mi persona estaba yendo a trabajar como “ayudante” y no como costurera, como me habían dicho algunos. La labor de ayudante consistía en cocinar y ayudar en la confección textil, al mismo tiempo recibíamos algunas clases de cómo manejar las máquinas de costura. Se puede decir que estuvimos sometidos a trabajar dieciséis horas o más al día; trabajaba desde las seis de la mañana hasta las once de la noche, solo contaba con dos horas de descanso. Esas pocas horas tenía que utilizarlas para mi desayuno, mi almuerzo y para el té. Los días de trabajo eran de lunes a sábado, sábado solo hasta medio día; por otro lado, de lunes a viernes no tenía derecho a salir a ningún lado. Esas son las reglas a las cuales nos regimos al trabajar en un taller de costura. El sueldo del “ayudante” mensual solo es de seiscientos reales y en bolivianos el cambio sería como mil doscientos bolivianos. En cambio, un costurero ganaba más y eso dependía de cuánta agilidad se tenía a la hora de costurar.
Ahora bien, pasó como medio año desde que yo había llegado al Brasil. Ya sabía costurar perfectamente y decidí trabajar como “overloquista” porque como ayudante no ganaba casi nada y no podía ahorrar algún monto. Al trabajar como costurera, el sueldo era diferente; en ese caso ya me pagaban por cada prenda confeccionada y cada prenda equivalía a un centavo brasileño. Por supuesto, mientras más prendas confeccionaba, más subía mi sueldo. Yo confeccionaba dos mil cuatrocientas prendas en cuatro días. Eso era un corte que nos llegaba para una semana, ya que en un mes teníamos que hacer como cinco cortes. Mi sueldo era de unos mil cuatrocientos reales, que en bolivianos era el doble. Era un trabajo muy exigente, de manera que me presionaban a trabajar muy rápido al costurar para la producción de prendas. De cierto modo, nosotros trabajábamos para los chinos, quienes buscaban pequeñas oficinas de costura para confeccionar prendas de marcas como Adidas, Nike y La Coste. Ellos hacían pasar las prendas que costurábamos como originales. Era algo más que se añadía al riesgo porque las oficinas de costura son ilegales en ese país y es más peligroso que confeccionen marcas de ropa sin autorización.
Por otra parte, yo viví un año completo en Sao Paulo, justo en la Rua Aricamduba. Allí pude notar el gran movimiento que hay de jóvenes bolivianos en eventos como Alasitas y Carnavales; en la fecha de agosto realizan una entrada folclórica. Esos eventos se realizan en la zona de Barra Funda, donde se puede observar a muchos jóvenes participando de esos festejos. También podemos ver a señoritas vestidas de mujeres de polleras. Solo salen vestidas así en esas ocasiones, puesto que no pueden estar todo el tiempo así por miedo a ser discriminadas por los ciudadanos de ese país. Ellas dejan las polleras para ingresar a un país extranjero por trabajo. En Sao Paulo, en la Rua Coímbra, hay una feria de bolivianos los sábados; a ese lugar asisten muchos jóvenes después del trabajo. Muchos de ellos beben bebidas alcohólicas en bares que la misma comunidad boliviana ofrece en ese barrio. Otros solo salen de paseo o para realizar algunas compras en ese lugar. Pude notar que no todos los jóvenes trabajan de costureros, hay otros que emprenden sus negocios en ese barrio. Por ejemplo, hay jóvenes que trabajan de peluqueros, meseros de restaurantes, comerciantes y otros casos más. Algunos jóvenes también se dedican al deporte, se organizan pequeños campeonatos de fútbol entre talleres o amigos. Definitivamente, el poco tiempo que estuve viviendo en el extranjero me hizo notar que no todos los jóvenes se dedican solamente a trabajar, sino a una infinidad de actividades para desestresarse de esa labor muy exigente que es la costura textil. Varios de ellos deciden quedarse a vivir ahí y formar su hogar, más aún cuando algunos ya emprenden su taller propio. También hay jóvenes que viajan solo de visita a su país de origen. Los jóvenes del área rural son los que realizan ese tipo de viaje, y solo viajan a su país de origen por alguna fiesta o algún evento folklórico en el que participan y después retornan al exterior a trabajar. Eso fue lo que pude observar sobre el movimiento juvenil de los bolivianos durante mi estadía en el Brasil, ya que no podía salir mucho por mi fuente laboral.
Sin ir más lejos, durante mi estancia en el Brasil viví indocumentada, no tenía los papeles que se requieren para vivir en un país extranjero. Corría el riesgo de ser deportada al país del que provenía. Y estoy más que segura de que algunos de los jóvenes compatriotas estuvieron en la misma situación que la mía.
Conclusión
La situación de los jóvenes al buscar un empleo los lleva a enfrentar una serie de obstáculos. Desde dificultades hasta peligros, entre otros. No tener trabajo los lleva a la desesperación a tal punto que deciden irse a otro país a buscar una oportunidad de empleo. Tal vez incluso para algunos de ellos signifique empezar de nuevo, porque en otro país no se conoce a nadie más que a algunos familiares. Por ello, se ven obligados a adaptarse a esos nuevos cambios en su vida. La gran cantidad de jóvenes que emigran al exterior son del área rural y se puede ver cómo esos jóvenes dejan un vacío en su comunidad; ellos deciden prosperar en el exterior más que en el pueblo que los vio nacer.
Muchos de los jóvenes que emigran se enfrentan a la sobreexplotación y a trabajos que implican el doble de horas de la jornada laboral. Son llevados con promesas falsas de ganar bastante dinero y los que deciden regresar retornan decepcionados.
El empleo es un factor determinante para lograr el desarrollo económico y social de un país, pero claramente se ve que en nuestro país no hay un interés de fomentar fuentes de trabajo para los jóvenes. Si hay ofertas de empleo son para personas que tienen algún vínculo con los ofertantes y no brindan oportunidad a otros. Por esas razones, hay migración de los jóvenes a otros países en los que incluso el boliviano es caracterizado porque no se resiste al trabajo y porque puede cumplir más de ocho horas produciendo. No hay interés del gobierno para que los jóvenes prosperen en alguna fuente laboral. El mismo Estado es el que cierra las puertas a los jóvenes que van en busca de trabajo.