Jean Paolo Porcel Inquillo - Instituto de Investigaciones Sociológicas “Mauricio Lefebvre”
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En este espacio se difunden trabajos de los estudiantes de Sociología de la UMSA que tienen un componente de investigación, con el propósito de alentar el desarrollo de habilidades de escritura en la idea de que esta práctica está íntimamente relacionada con el pensamiento crítico y creativo.
Salvemos a Bolivia de la Escuela
Apuntes de la incapacidad pedagógica boliviana para vincularse a un proceso de desarrollo desde la vigencia del pensamiento crítico de Mariano Baptista Gumucio[1]
Jean Paolo Porcel Inquillo[2]
INTRODUCCIÓN
Analizar los cambios y transformaciones que han ocurrido en el ámbito educativo nacional no es, de ninguna manera, una idea novedosa o innovadora. Existen amplios abordajes, generalmente histórico-pedagógicos, muchos de ellos institucionales y pertenecientes al Ministerio de Educación boliviano, de los que se puede deducir una clara intencionalidad epistemológica detrás de la construcción de la legitimidad o los “vigorosos logros” gestados en el gobierno que los promueve[3]; como probablemente lo haría cualquier otro gobierno.
Este trabajo, lejos de intentar apilarse en el gran conglomerado bibliográfico existente que defiende los procesos y las transformaciones del sistema educativo boliviano o aquellos trabajos que lo critican, por la comodidad ideológica desde la que vociferan, pretende entregarle al lector un análisis deprimentemente teleológico acerca de las causalidades teóricas que imposibilitan a Bolivia su incursión en los procesos de desarrollo desde una perspectiva pedagógica, a medio siglo de la primera edición de apotegma de Mariano Baptista Gumucio “Salvemos a Bolivia de la Escuela”.
TEORÍAS DEL DESARROLLO COMO LENTE METODOLÓGICO
El punto de quiebre de todo análisis que pretenda tener alguna intencionalidad académica honesta, será siempre el metodológico; para encarar la empresa que se declara en la introducción, la metodología que se propone es una síntesis de las teorías del desarrollo exploradas por la CEPAL[4] para comprender las dinámicas y los procesos de desarrollo, de las que se puede distinguir tres espacios o ejes de análisis estructurados de forma sistemática (el Logos, la Teleología y los Vectores de la planificación; respectivamente) los cuales pueden orientar la compleja discusión problemática de la pedagogia boliviana desarrollada en Mariano Baptista Gumucio y encaminar la reflexión acerca de las razones por las cuales las reformas educativas bolivianas no han representado un cambio paradigmatico frente al desarrollo, pese a los logros (puramente estadisticos[5]) de integración educativa a todos los estratos socioeconómicos y socioculturales del país en la última década.
LOGOS, PRINCIPIOS Y AXIOMAS PARA COMPRENDER LOS PROCESOS DE DESARROLLO, Y LA OBJETIVIDAD
Cuervo G.[6] inaugura la compilación y síntesis de las teorías del desarrollo, desde premisas que rescata de la teoría general de sistemas[7] sobre los que puede comprenderse la búsqueda incesante de comprensión y transformación de la realidad social, pues para entender las dinámicas que aborda el intrincado entramado que conforma la planificación del desarrollo debe suscitarse una perspectiva enraizada en la concepción del ser humano como sujeto central de los procesos y dinámicas del desarrollo; este espacio de interacción simbólica, es fundamental para desentrañar las complejidades y contradicciones inherentes a la condición humana reflejadas abiertamente en el conflicto de identidad boliviana abigarrada en el sistema pedagógico nacional.
Desde acá la reflexión propuesta toma como punto de partida una serie de axiomas y principios que, contrastados con la reflexión de Baptista, brindan las bases para abordar el estudio de los procesos de desarrollo y la planificación pedagógica. En ese sentido, se reconoce la importancia de analizar al ser humano en sus múltiples dimensiones, tales como la racional, emocional, espiritual, ética, estética, política y cultural (de las que Baptista explora incesantemente) así como la dialéctica existente entre el ser individual y el ser colectivo. Veremos entonces en este primer espacio analítico, cómo la racionalidad crítica de Baptista no se distancia de los preceptos fundamentales de las teorías del desarrollo.
Axioma 1: Los seres humanos son organismos complejos con múltiples subsistemas que interactúan entre sí.
Primer axioma [A1]12: Para comprender la naturaleza y dinámica de los procesos de desarrollo es central reconocer que los seres humanos son organismos complejos en el sentido de ser la conjunción de diversos subsistemas que interactúan permanentemente a su interior y dentro de los cuales vale la pena enumerar: racional, emocional, espiritual, ético, estético, político y cultural, entre otros. Por tanto, para comprender el comportamiento humano es necesario pero totalmente insuficiente tomar en consideración su componente estrictamente racional (Cuervo G., s.f.: 24).
Este primer axioma encuentra múltiples resonancias con la propuesta de Baptista, pues en una primera instancia contextualiza la complejidad de las sociedades, culturas y la manera en que estas entablan interacciones e influencias recíprocas, ya sea en el devenir histórico de Bolivia, en la conformación de la sociedad tecnocrática o en el vertiginoso cambio del mundo contemporáneo.
En un nivel histórico social, este axioma puede aplicarse en el análisis de la interacción de distintos subsistemas culturales (como la dualidad colonial tradicional españoles-indígenas, o llegar a profundizar la ataraxia indígena que defiende desde la crítica del habitus[8] español a la que hace referencia y la complejidad de la herencia desde el prestigio imbuido en la transición colonial republicana) que han moldeado la sociedad actual y su sistema educativo.
Para entender los valores y patrones que orientan el sistema educativo boliviano, o en buenas cuentas toda nuestra vida social, debemos remontarnos a los orígenes de nuestra conformación como ser nacional y a las actitudes y modos de vida de españoles e indígenas. (Baptista Gumucio, 1987, p. 23).
En este sentido, se sostiene que, para comprender y mejorar la situación presente, resulta imprescindible reconocer la complejidad y la interacción de estos subsistemas culturales y aprender de estos[9]. Respecto de la sociedad tecnocrática, este primer axioma se vincula con la interacción entre tecnología, electrónica y estructura social, cómo la evolución tecnológica y el exceso de información impactan e impactarán a los seres humanos tanto a nivel individual como colectivo, incidiendo en su capacidad de adaptarse a los cambios y de enfrentar los retos futuros (Baptista Gumucio, 1987, pp. 15-19). En este contexto, resulta crucial entender la complejidad de los seres humanos y sus interacciones para abordar las problemáticas y desafíos que emergen en la sociedad tecnocrática.
El análisis de los valores indígenas y la educación en Bolivia es uno que no puede excluirse al tratarse de un axioma que interpela al individuo en sociedad. Para Baptista, las tradiciones y costumbres autóctonas son elementos constitutivos de la identidad y vida de los pueblos originarios; estos se han visto afectados por la imposición de sistemas educativos y culturales foráneos[10], en los que se acusa formalmente a la intervención colonial como parte del problema (discurso sociológico y problemáticamente político, particularmente agotador hoy en día) que retiene los procesos de desarrollo a nivel pedagógico y que se discutirán adelante, pues este es un tema que no encuentra pertinencia en este acápite, pero merece tenerse presente.
Axioma 2: El comportamiento colectivo está signado por una tensión entre el ser individual y el ser colectivo.
No es difícil considerar la afirmación que enuncia el axioma de este apartado, pues el comportamiento colectivo emerge de una dialéctica entre el ser individual y el ser colectivo[11]. En Baptista, esta afirmación se valida en la ensayística que le merece al educador y mentor de Bolívar, ofreciendo un ejemplo ilustrativo de cómo esta tensión se articula en el ámbito educativo latinoamericano postindependencia.
Rodríguez propugnaba una pedagogía centrada en la naturaleza y en la construcción de ciudadanos responsables, comprometidos con su entorno y comunidad[12]. Este enfoque se encontraba en abierta discusión con la educación tradicional de la época, caracterizada por un énfasis en las disciplinas académicas y la formación de individuos aislados; en este sentido, la tensión entre el ser individual y el ser colectivo se manifiesta en el enfrentamiento entre dos visiones educativas distintas, siendo el objetivo último la formación de sujetos capaces de contribuir al bien común y al avance social.
El fracaso de la escuela-modelo[13] de Rodríguez evidencia la resistencia de ciertos sectores de la sociedad a transformar su concepción de la educación; esta resistencia se sustenta en el temor, de clase, a perder privilegios y en la percepción general que proyectaba, la cual amenazaba el statu quo. Aquí puede verse reflejada una dialéctica entre el ser individual y el ser colectivo, una lucha por preservar los privilegios de ciertos grupos en detrimento del bienestar común. En última instancia, el pensamiento de Rodríguez acerca de la necesidad de forjar “gente nueva” para construir repúblicas genuinamente democráticas y justas subraya la importancia de equilibrar el ser individual y el ser colectivo. Este principio conceptual demuestra las características superestructurales que subyacen en la realidad boliviana, en un ejemplo histórico político que evidencia la lectura de desarrollo que Baptista tiene al leer el sistema pedagógico nacional.
TELEOLOGÍA DE LA PLANIFICACIÓN DEL DESARROLLO
Hasta aquí hemos observado cómo los axiomas de la primera identidad metodológica encuentran una validación en la lectura pedagógica de la realidad social boliviana de Baptista (no necesariamente gentil con el prospecto de desarrollo), desde una óptica que busca hallar los principios y las condiciones de una sociedad hacia el desarrollo; una segunda condición puede hallarse en la segunda identidad propuesta por Cuervo G., quien destaca la importancia de la intencionalidad teleológica en la planificación. Acá apilará tres axiomas que definen en entendimiento de esta segunda identidad.
A partir de esta identidad, se proponen tres axiomas teleológicos: Primer axioma [A3]: el desarrollo debe garantizar la satisfacción de las necesidades básicas del ser humano (MaxNeef et al., 1989).
Segundo axioma [A4]: el desarrollo debe tener como principal finalidad la expansión de las libertades y de las oportunidades de los individuos (Sen, 2000).
Tercer axioma [A5]: la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes no debe poner en peligro la de las futuras (Informe Brundtland, 1987) (Cuervo G., s.f., p. 25).
En Baptista, la aplicación estricta de estos axiomas en la realidad boliviana representa el primer elemento analítico en el proceso metodológico para entender la incapacidad social boliviana de incursionar en el espectro del desarrollo. Así, puede discutirse las implicaciones y desafíos que enfrenta el sistema universitario boliviano en cuanto a estos principios.
Del primer axioma, podemos derivar la viva denuncia de la ineficiencia y el despilfarro de recursos en el sistema universitario boliviano, donde la proliferación de universidades y facultades no responde a las necesidades reales de la población. En un país con un ingreso percápita bajo y un alto porcentaje de analfabetismo, el sistema educativo superior parece no contribuir adecuadamente al desarrollo ni a la satisfacción de las necesidades básicas de la población[14]. En este contexto, el axioma propuesto sugiere que el desarrollo debería garantizar una educación que responda a las necesidades básicas de la población y forme profesionales comprometidos con el bienestar de la sociedad, un resultado no acometido. El manifiesto de los estudiantes de ingeniería de Oruro propone soluciones como el cierre temporal de las universidades, la reorganización de las facultades y la creación de centros de enseñanza de nivel medio, así como la alfabetización de la población como un objetivo prioritario, un elemento que en la actualidad puede considerarse parte de los “vigorosos logros” del Estado plurinacional, pero este no representa una transformación importante hacia el desarrollo, por tratarse de un cometido aislado que ignora las demás variables que pueden hallarse al observarse desde esta perspectiva.
Del segundo axioma puede inferirse en Baptista cómo el sistema universitario boliviano, en su estado actual, no favorece la expansión de las libertades y oportunidades de los individuos; critica abiertamente la falta de calidad y compromiso por parte del cuerpo docente y estudiantil, lo que lleva a una formación deficiente de los profesionales, una situación que contribuye a una desconexión entre los universitarios y las necesidades del pueblo, lo que dificulta la creación de riqueza y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población. Por otro lado, se sugiere que el sistema educativo perpetúa una visión elitista y desvinculada de la realidad nacional, lo que impide a los profesionales contribuir al bienestar colectivo[15].
Del tercer axioma Batista revelará que el actual modelo educativo boliviano no sólo es insostenible en términos de recursos y calidad, sino que también compromete las perspectivas de desarrollo de las futuras generaciones; la mediocridad y la desconexión de los profesionales formados en las universidades bolivianas impide que se generen soluciones sostenibles y eficientes para los problemas del país.
Pero la perspectiva latinoamericana, necesariamente involucrada con el contexto boliviano de Baptista, es aún más deprimente y expone problemas detrás de las implicaciones de estos axiomas que trascienden las fronteras geográficas.
Del primer axioma, puede inferirse una paradoja en la educación latinoamericana, donde, a pesar del incremento en las matrículas en los últimos años, las tasas de deserción escolar siguen siendo alarmantes[16]. El sistema educativo en América Latina no logra satisfacer adecuadamente esta necesidad, lo que afecta negativamente el desarrollo de la región.
Del segundo axioma, puede decirse que el sistema educativo en América Latina se encuentra plagado de mitos y supersticiones que dificultan una educación de calidad y equitativa[17]. La deserción escolar y el analfabetismo limitan las posibilidades de éxito y progreso para millones de jóvenes en la región, lo que se traduce en un obstáculo para el desarrollo sostenible.
Del tercer axioma, puede leerse en Baptista una educación latinoamericana con altas tasas de deserción escolar y analfabetismo, que pone en riesgo el bienestar de las futuras generaciones.
Baptista analiza, en Latinoamérica, cuatro países que han invertido importantes sumas de dinero en educación, y, a pesar de esto, aún enfrentan problemas significativos en el camino al desarrollo. Esto demuestra que no basta con invertir en educación, pues se trata solo del medio y no del objetivo teleológico. Para un cometido de este calibre es necesario repensar la estructura y el enfoque del sistema educativo para garantizar un aprendizaje significativo y una formación adecuada a las necesidades del mercado laboral, pues, a pesar de los esfuerzos realizados por algunos países de la región, las tasas de deserción escolar y analfabetismo siguen siendo un problema crucial que limita el crecimiento y bienestar de las generaciones presentes y futuras. Esto representa un panorama en el que pensar el desarrollo sostenible y equitativo latinoamericano es pensar necesariamente en mejorar y transformar el sistema educativo en América Latina, implicando no solo invertir en educación, sino también abordar las barreras culturales, sociales y económicas. Puede decirse entonces que la presunción teleológica de los sistemas educativos latinoamericanos lejos de observar sus necesidades y condiciones, imaginan o idealizan su realidad entregándoles a sus ciudadanos un sistema que no necesitan ni requieren, pues se reproduce por sí solo.
VECTORES DE LA PLANIFICACIÓN DEL DESARROLLO
Si bien la observación teleológica de la planificación y resultados objetivos de la realidad pedagógica nacional representa una perspectiva histórica contextual, óptica desde la que escribe Baptista, este apartado, y los posteriores pretenden explorar analíticamente los conceptos más relevantes y atemporales de Salvemos a Bolivia de la Escuela; esto, desde la operacionalización que propone el documento metodológico el cual destaca tres vectores que representan una selección estratégica de los procesos más importantes a la hora de plantear y leer la planificación para el desarrollo.
El vector ético: humanidad, propósito y despropósito, eticidad idealista de la planificación hacia el desarrollo
Es menester reconocerle a Mariano Baptista Gumucio la ensayística más sobria de la pedagogía nacional boliviana, pero también puede atribuírsele el pensamiento más idealista, desde un reclamo que roza el extremo más polémico[18], pues para él pensar en pedagogía es repensar el desarrollo de Bolivia desde la crítica del sistema, atribuyendo la necesidad de una revolución cultural en el país que permita la creación de una sociedad más justa e igualitaria.
Puede avizorarse el romanticismo de Baptista por la sociedad indígena campesina boliviana (un elemento característico de su ensayística) desde la lectura que le entrega a la sociedad incaica precolombina y su enfoque del trabajo. Hasta aquí, no es difícil de observar en Baptista parte del discurso político-pedagógico contemporáneo que ha reenclasado al indígena y campesino en espacios educativos, históricamente legítimos desde los que pueda desenvolverse. Pero cuál lectura inconclusa, el significado completo se ignora, pues el autor concluirá con una advertencia, exhortando al lector a problematizar la leyenda negra y a encontrar soluciones a los problemas que persisten.
Baptista explorará necesidades en la formación del boliviano desde la construcción de los valores y la eticidad. Para él, la educación formal de los niños campesinos en Bolivia transgrede su cultura y valores nativos (un aspecto en el que puede verse reflejado el idealismo que tiene por el entorno comunitario indígena de la época). Destacará que la cultura quechua-aymara está basada en los valores de máxima comunión con las personas y el entorno (entendido este como un espacio complejo entre el individuo, la colectividad y la realidad física). Sin embargo, al incorporarse al sistema educativo nacional, los valores y tradiciones de los niños campesinos son adulterados o prostituidos, lo que lleva a la desmoralización y corrupción de los mismos al aproximarse a la cultura y costumbres occidentales. Es esta última precisamente la leyenda negra y la que puede considerarse un primer gran concepto atemporal del pensamiento de Baptista.
Al respecto, Baptista interroga al lector, respondiéndole con una cita textual que extrae de la obra de Franz Tamayo, Creación de la Pedagogía Nacional.
Pero, ¿qué pasa cuando el campesino se incorpora a la escuela del Estado? Ya lo explicó Franz Tamayo, en 1910: “El indio se desmoraliza y se corrompe al aproximarse a vosotros, a vuestra civilización, a vuestras costumbres, a vuestros prejuicios; y de honesto labrador o minero, pretende ser ya empleado público, es decir parásito nacional. Y su nuevo ideal es ser ministro, coronel, obispo; y como no todos pueden serlo, nace allí el hormiguero de sentimientos envenenados, la envidia insomne y la ambición insatisfecha...” (citado en Baptista Gumucio, 1987, p. 50).
Desde esta perspectiva puede observarse la emergencia social, en Baptista, por la preservación y construcción de valores éticos y su relevancia en la formación del individuo en sociedad; y al mismo tiempo se presenta el trágico escenario que representa el sistema pedagógico nacional, un dilema que expone la incapacidad de las reformas por una verdadera planificación pedagógica contemporánea, pues aunque el discurso (simplista e inacabado tal cual se destaca arriba) confluye con la legitimidad de la integración, esta solo es una exposición, del individuo, a un sistema, y colectivo enfermo, que no responde a un problema articulado con la cotidianidad.
El vector político: Bolivia, una sociedad resistente al cambio
En Baptista, es fácil reconocer las variables teóricas y atemporales que imposibilitan al vector político de la planificación desenvolverse, pues la resistencia al cambio parece ser un elemento inherente en el constructo de la identidad del boliviano, un elemento que por supuesto las reformas ignoran o prefieren hacer para encauzar con lo socialmente aceptable. Estas variables son:
1. Estructuras sociales: La sociedad soliviana está vinculada a la persistencia de estructuras sociales heredadas de la época colonial, como las jerarquías sociales y las desigualdades en la distribución de recursos y oportunidades. Estas estructuras pueden dificultar la movilidad social y perpetuar las desigualdades, lo que a su vez genera resistencia al cambio y a la adopción de nuevas dinámicas sociales.
2. Cultura y valores. La cultura y los valores heredados de la época colonial son un factor presente en la resistencia al cambio en Bolivia. La persistencia de la mentalidad y los prejuicios coloniales, así como el desprecio por la ciencia y el conocimiento por sobre la “guerra” o lo combativo, reflejan una resistencia a la adaptación a nuevas formas de pensar y actuar.
3. Poder y control: La resistencia al cambio en la sociedad boliviana está intrínsecamente relacionada con el mantenimiento del poder y el control por parte de ciertos grupos o instituciones, como el sistema educativo estatal; en este sentido, la resistencia al cambio puede ser una forma de preservar y mantener ciertos privilegios y posiciones de poder; la corrupción de los supuestos “valores indígenas” en el sistema educativo social y político estatal sugiere un esfuerzo por mantener el control sobre la sociedad y sus dinámicas.
4. Falta de incentivos: La falta de incentivos adecuados para mejorar la calidad de la educación en Bolivia es otro factor que contribuye a la resistencia al cambio; el abandono escolar y la falta de habilidades de los estudiantes para ingresar en la fuerza de trabajo; pese los esfuerzos de los gobiernos para invertir en educación, sugieren que los incentivos para mejorar la calidad y la relevancia de la educación son insuficientes o mal orientados. Esto puede deberse a inadecuada financiación, o a una desconexión entre los objetivos educativos y las necesidades del mercado laboral.
El vector cognitivo: la rigidez cognitiva sistémica de la sociedad boliviana
Un último gran concepto para entender las casualidades conceptuales que obstruyen el camino de Bolivia hacia el desarrollo es la rigidez cognitiva sistémica que en Baptista puede leerse desde la incapacidad colectiva de abordar la multidisciplinariedad e interdisciplinariedad en la producción de conocimientos y la resolución de problemas. Este fenómeno se deriva de una serie de factores interrelacionados que afectan al sistema educativo, la formación de los ciudadanos y la construcción del conocimiento en el país. Algunos de estos factores incluyen la alienación cultural, un enfoque tradicional de la educación, la función de la escuela y su relación con la cotidianidad y los factores socioeconómicos y culturales internos.
La rigidez cognitiva sistémica limita la capacidad de la sociedad boliviana para abordar y resolver problemas complejos que requieren enfoques multidisciplinarios e interdisciplinarios. Esta situación perpetúa el atraso y la desventaja tecnológica en comparación con otros países y sociedades que han adoptado enfoques más flexibles y abiertos en la educación y la producción de conocimientos.
SALVAR A BOLIVIA DE LA ESCUELA
Este trabajo ha pretendido entregarle al lector un diagnóstico (en un ejercicio puramente teórico) de las enfermedades que aquejan a Bolivia; pero también reconoce grandes debilidades en la sustentación de las afirmaciones realizadas, empezando por la triangulación de información teórica, pues aunque la intención inicial fue realizar una análisis más complejo desde la documentación histórico pedagógica (Finot, 2015; Instituto de Investigaciones Pedagógicas Plurinacional, 2014) hasta el análisis discursivo político pedagógico (Iño de Souza, 2017; Varela, 2021); el tiempo fue un demérito crucial para el resultado de este. Sin embargo, y a pesar de la ausencia de este análisis, es imperante poner en mesa debate algunas preguntas que puedan surgir de este pequeño análisis.
- ¿Es verdaderamente vigente el pensamiento de Baptista en la contemporaneidad?
- Si el diagnóstico es validado, ¿cómo salvamos a Bolivia de la escuela?
- ¿Debemos reinventar el habitus social boliviano, para encaminar a Bolivia hacia el desarrollo?
A modo de conclusión, sobre la primera pregunta puede revisarse un trabajo de investigación muy reciente denominado “Evolución de los procesos formativos en el sistema educativo boliviano. ¿Cambio entre reformas, conexión entre niveles, conexión con el mercado laboral?” (Torres Carrasco, 2021); este analiza críticamente el Sistema Educativo Boliviano (SEB) en relación con la formación de habilidades individuales y la conexión entre los diferentes niveles educativos y el mercado laboral. Torrez sostiene que el SEB no ha experimentado cambios significativos en el proceso formativo a lo largo de las reformas, desde el Código de Educación de 1954, hasta la Ley 070 vigente en 2021. A través de un proceso metodológico cuantitativo, evidencia una desconexión entre los niveles educativos, lo que impide una transición efectiva de un nivel a otro y afecta el retorno educativo. La falta de enfoque en el desarrollo de habilidades cognitivas y no cognitivas, así como la ausencia de una perspectiva basada en las inteligencias múltiples de Howard Gardner limita el potencial de los individuos y su adaptabilidad al cambio; y sugiere que es necesario reformar el SEB para descubrir y potenciar habilidades innatas y adquiridas, conectando adecuadamente los niveles educativos y generando un mayor retorno en el mercado laboral. Se espera que investigaciones complementarias propongan un modelo educativo que transforme el proceso formativo estancado y permita una planificación formativa personalizada para cada individuo, reconociendo y desarrollando sus habilidades únicas.
REFERENCIAS
Baptista Gumucio, M. (1987). Salvemos a Bolivia de la escuela (5.a ed.). Los Amigos del Libro.
Cuervo G., L. M. (s.f.). El desarrollo leído en clave de planeación: piezas para la reinvención del concepto. El Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social ILPES.
Finot, E. (2015). Historia de la pedagogía boliviana. Ministerio de Educación.
Iño de Souza, W. (1 de julio de 2017). Una mirada a las reformas educativas y la formación de la ciudadanía en Bolivia (siglo XX y XXI). Alteridad, 12(2), 144-154.
Instituto de Investigaciones Pedagógicas Plurinacional (2014). Hitos de la educación en Bolivia. Ministerio de Educación.
Ministerio de Educación del Estado Plurinacional de Bolivia. (s.f.). Sistema de estadísticas e indicadores educativos. https://seie.minedu.gob.bo/
Torres Carrasco, L. (marzo de 2021). Evolución de los procesos formativos en el sistema educativo boliviano. ¿Cambio entre reformas, conexión entre niveles, conexión con el mercado laboral? Educación Superior, 8(1), 84-96.
Varela, C. A. (2021). Historia política de los discursos educativos; pueblos originarios y Estado en Bolivia, 1931-2010. Ariadna ediciones.
Publicado el 3 de noviembre de 2023
[1] Ensayo presentado a la materia “Planificación y políticas sociales” del docente Ms. Cs. Víctor Hugo Perales, de la Carrera de Sociología de la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia. Gestión 2023-1.
[2] Estudiante de la Carrera de Sociología de la UMSA. E-mail: jporcelarts@gmail.com
[3] Los abordajes histórico-pedagógicos referidos en el texto son un compilado de obras del ministerio de educación boliviano, entre las cuales destacan Historia de la Pedagogía Boliviana (Finot, 2015) e Hitos de la Educación en Bolivia (Instituto de Investigaciones Pedagógicas Plurinacional, 2014). Estos estudios pueden considerarse formas en las que se construye la legitimidad de la denominada “revolución educativa” en Bolivia desde procesos de transformación ideológica con base metodológica histórico-pedagógica.
[4] En el documento “El desarrollo leído en clave de planeación: piezas para la reinvención del concepto”, se exploran diversas teorías del desarrollo desde una perspectiva de planeación. Esta metodología se basa en una síntesis de las teorías del desarrollo que han sido analizadas por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). El documento propone una revisión crítica del concepto de desarrollo y una exploración de las diferentes perspectivas que existen sobre el tema, con el objetivo de ofrecer una metodología que permita planear y gestionar el desarrollo de manera más efectiva.
[5] Esta afirmación se basa en datos estadísticos y análisis previos que han evaluado el impacto de las reformas educativas bolivianas institucional y gubernamentalmente. Ver: https://seie.minedu.gob.bo/.
[6] Luis Mauricio Cuervo es un economista y doctor en urbanismo que ha estado trabajando en el ILPES y la Cepal desde el año 2003. Su labor se ha enfocado en temas relacionados con el desarrollo económico regional, territorial y urbano, así como en la planificación y prospectiva para el desarrollo. Ha abordado estos temas desde distintas perspectivas, incluyendo la investigación, la docencia, la capacitación y la asistencia técnica.
[7] La Teoría General de Sistemas se atribuye al biólogo austriaco Ludwig von Bertalanffy, quien la propuso por primera vez a principios del siglo XX. Bertalanffy buscaba desarrollar un enfoque interdisciplinario que permitiera estudiar los sistemas complejos de manera más efectiva, integrando conocimientos y herramientas de diversas disciplinas.
[8] Para Bourdieu, el concepto de habitus se refiere a “los sistemas de disposiciones duraderas, estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prácticas y representaciones” (Bourdieu, 1979, p. 82). En el contexto del análisis histórico-social mencionado, la dualidad colonial y la ataraxia indígena pueden ser entendidas como manifestaciones del habitus en diferentes subsistemas culturales.
[9] Baptista tiene una brillante interpelación a la complejidad de los subsistemas culturales en Bolivia y cómo estos influyen en la sociedad actual. En “Hidalgos y tagarotes”, refiere de la interacción indígena-español como la causalidad de la formación del ser nacional boliviano. Algunos de los aspectos clave incluyen la psicología de mando, el exclusivismo religioso y la aversión al trabajo servil. La cita del libro Viajes de Enrique Waitón al país de las monas ejemplifica cómo la idea de nobleza y linaje afectó la actitud de la sociedad colonial y republicana en Bolivia.
[10] Baptista analiza cómo los valores y prácticas indígenas en Bolivia pueden verse afectados por la imposición de sistemas educativos y culturales extranjeros. En particular, destaca cómo los hábitos de higiene y baño de los indígenas fueron influenciados por la llegada de los conquistadores europeos. Los indígenas, que originalmente tenían prácticas higiénicas más avanzadas que sus contrapartes europeas, adoptaron costumbres menos higiénicas como resultado de la opresión y la imposición cultural. Germán Arciniegas y otros cronistas proporcionan ejemplos y testimonios de cómo estos cambios tuvieron lugar en diferentes regiones de América Latina y cómo las prácticas indígenas fueron desplazadas por influencias externas a lo largo de la historia (Baptista Gumucio, 1987, pp. 47-49). Baptista aborda cómo la imposición de sistemas educativos y culturales foráneos en Bolivia puede afectar las tradiciones y costumbres autóctonas de los pueblos indígenas. Argumenta que la cultura quechua-aymara está basada en valores de comunión con las personas y el cosmos, y que los indígenas son expertos en relaciones humanas, comunitarias y en ecología. Sin embargo, al incorporar a los niños indígenas en el sistema educativo nacional, estos valores y prácticas pueden ser alterados o corrompidos, llevando a la adopción de ideales y ambiciones ajenos a su cultura original (Baptista Gumucio, 1987, pp. 49-50).
[11] Un precepto teórico filosófico que deviene de Jean-Jacques Rousseau y Georg Wilhelm Friedrich Hegel, pues en tanto Rousseau argumentaba que la sociedad corrompe al individuo, para Hegel, la relación dialéctica entre el individuo y el colectivo era crucial para el desarrollo histórico y moral. Ambos elementos teóricos orientan en gran medida las construcción gnoseológica de Baptista y especialmente en este apartado puede rescatarse la influencia de Rousseau en Rodríguez y posteriormente en Baptista para observar la relación cultural del individuo indígena corrompido en un sistema socioeducativo de herencia profundamente colonial.
[12] Carlos Medinacelli, en su obra “Páginas de vida” (1955), describe la importancia de la educación que Simón Rodríguez brindó a Bolívar en su infancia, siguiendo los principios roussonianos de la naturaleza. La enseñanza de Rodríguez se centraba en el contacto con la naturaleza y en actividades prácticas que enriquecían el espíritu y desarrollaban habilidades físicas y emocionales en los niños, en lugar de enfocarse únicamente en el estudio de materias tradicionales como la filosofía, la lógica y la moral. Este enfoque pedagógico permitió que Bolívar se convirtiera en un hombre resiliente y comprometido con el bienestar de su comunidad.
[13] Escuela fundada por Simón Rodríguez en Chuquisaca (hoy Sucre, Bolivia) en 1826; tenía un enfoque pedagógico diferente al de las instituciones educativas tradicionales de la época; se encontraba en abierta discusión con la educación tradicional de la época, caracterizada por un énfasis en las disciplinas académicas y la formación de individuos aislados. La escuela modelo de Rodríguez se enfrentó a una feroz oposición de la clase dirigente chuquisaqueña, y él experimento su fatídico fracaso después de solo cinco meses.
[14] Comité Revolucionario de la Facultad Nacional de Ingeniería de Oruro, Las universidades bolivianas (1970): “Las universidades malversan inconscientemente recursos materiales y humanos. En un país cuyo ingreso bruto nacional, cuyo ingreso por habitante se ubican en uno de los últimos lugares del mundo, se duplican, triplican, septuplican “facultades”, “Universidades”, fábricas de mediocridad” (Baptista Gumucio, 1987, p. 95).
[15] El manifiesto del Comité Revolucionario de la Facultad Nacional de Ingeniería de Oruro (1970) afirma que “El universitario no tiene conciencia nacional gracias a su Universidad” y que las universidades en Bolivia “malversan inconscientemente recursos materiales y humanos” (Baptista Gumucio, 1987, pp. 95-96).
[16] “Se dice, por ejemplo, que es notable el aumento de la matrícula, en todos los niveles, en las dos últimas décadas. Y en efecto, según cifras de la UNESCO, correspondientes a 1962, de 33.247.000 niños en edad escolar, se hallaban matriculados 26.089.000 en el nivel primario y de 25.133.000, 3.698.000 figuraban en el ciclo secundario. Finalmente, de 17.000.000 jóvenes apenas 521.000 estaban inscritos en las universidades... Unánimemente, las cifras de todos los países del continente acusan unas tasas alarmantes de deserción escolar” (Baptista Gumucio, 1987, p. 99).
[17] “Por tener además un carácter sacro (de acuerdo a la imaginería del siglo XIX el maestro es oficialmente un apóstol y criticar la escuela es como hablar mal de la maternidad) es difícil despejar la pesada capa de mitos y supersticiones que rodean y protegen al sistema educativo.” (Baptista Gumucio, 1987, p. 99).
[18] Bastará con observar Salvemos a Bolivia de la escuela (1972) y La educación como forma de suicidio nacional (1973); títulos que personalmente considero intencionalmente polémicos.