Eddy Gustavo Plata Mamani - Instituto de Investigaciones Sociológicas “Mauricio Lefebvre”
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En este espacio se difunden trabajos de los estudiantes de Sociología de la UMSA que tienen un componente de investigación, con el propósito de alentar el desarrollo de habilidades de escritura en la idea de que esta práctica está íntimamente relacionada con el pensamiento crítico y creativo.
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CONSCIENCIAS URBANO/RURALES EN TORNO AL AMBIENTE[1]
Eddy Gustavo Plata Mamani[2]
INTRODUCCIÓN
El presente escrito tiene una estructura de ensayo breve –y abstracto, en cierta medida–, dado que no cumple con todas las características de una investigación objetiva, pues lo que pretende es plasmar ideas en las cuales se hará énfasis respecto al problema de la desidia medio ambiental, los daños ambientales y la falta de conocimiento (entendida también como consciencia) que se genera en la metrópoli social. Para dicho propósito, se realiza balances transitorios de “consciencia social”, por un lado, de los habitantes del área urbana y, por otro, de los del área rural.
¿Por qué se menciona la consciencia? Se debe comprender, primero, que dentro de un estudio sociológico urbano-rural, los comportamientos sociales se constituyen en un eje principal, puesto que los mismos se encuentran sometidos a ciertas circunstancias que los modifican. Por lo mismo, una persona puede comportarse de una u otra forma por diferentes factores, por ejemplo, pueden ser de carácter social como la cultura, la familia, la educación, entre otros, o también pueden ser aquellos factores naturales o “biológicos” que modifican los mencionados comportamientos. Éstos vienen a ser, en general, el ecosistema y el medio ambiente como factores naturales influyentes; estos últimos serán los que se enfatizarán en el presente escrito.
Ahora bien, dentro de estos factores que –en cierta forma– delimitan el modo de comportamiento de una persona, al menos en términos generales, como los hábitos o pautas respecto a su entorno, cobra relevancia el hecho de que el medio ambiente y el ecosistema son –de igual forma– factores determinantes para el modo de comportamiento de los habitantes que forman parte de una sociedad, pues, como indicaba Marx, citado por Bifani, “el comportamiento obtuso de los hombres frente a la naturaleza condiciona su comportamiento obtuso entre sí…” (Bifani, 1999: 31), aludiendo a que el actuar del hombre con naturaleza determina un modo de comportamiento posterior con ellos mismos. Consecuentemente, dichos comportamientos llevan consigo el aspecto de la consciencia de manera intrínseca.
De ese modo, se comprende por consciencia “la capacidad del ser de reconocer la realidad circundante y de relacionarse con ella” (Real Academia Española, s.f., definición 2); así también, se la comprende como el conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones. En ese entendido, la consciencia consecuencialmente deriva al problema del comportamiento social y, en este caso –adecuando y contextualizando el problema–, estaríamos hablando de un problema de consciencia ecológica y ambiental por parte de los ciudadanos o actores, en su mayoría del área urbana, que derivan de los problemas del comportamiento con su ecosistema y medio ambiente y también de nuevas formas de comprender su realidad.
A partir de lo anterior, surge el problema siguiente: ¿dónde hay una consciencia ambiental mayor y menor?, ¿en los ciudadanos del área urbana o en los ciudadanos del área rural? Puede que la pregunta problemática sea de algún modo parcializada; empero, en el texto, lo que se hará notar es aquella comparación “genérica” sobre la existencia de distintos comportamientos sociales con relación al medio ambiente o su entorno, por parte de los ciudadanos tanto urbanos como rurales.
DESARROLLO
En el video Documental: Planeta Bolivia CIUDADES (Planeta Bolivia, 20-3-2017), se puede observar cómo en los países latinoamericanos y específicamente en Bolivia, por primera vez en la historia, más personas habitan en ciudades que en áreas rurales y que, a diferencia del siglo pasado, en el presente, dentro del territorio latinoamericano, la mayoría de los habitantes viven hoy en las ciudades, lo que lleva a una mayor contaminación y formas de vidas diferentes para las nuevas generaciones humanas.
Por otro lado, en Bolivia, concretamente se puede ver y expresar dicha situación al momento de rescatar el siguiente dato: en 1950, la población urbana era del 27%, hoy es casi del 70%. La mitad de la población boliviana se concentra en las ciudades de La Paz, El Alto, Santa Cruz y Cochabamba. A raíz de este incremento de la población urbana, se amplía –inevitablemente– la necesidad de producir más alimentos, generar más energía y combustibles (Planeta Bolivia, 2017).
Bajo estos datos, se tiene que la población urbana se ha ido incrementando en el transcurso del desarrollo social, en conjunto con los medios industriales y tecnológicos para su supervivencia. Esto crea nuevas formas de prioridades, dando como resultado que el ser humano habitante en la ciudad llegue a priorizar –por mencionar alguna– su ocupación (o fuente laboral) dentro de cualquier ámbito del área urbana, que sería necesaria para su propia subsistencia. Es así que, de alguna manera, el ser humano dentro de la ciudad “olvida” o cree que todo estaría desarrollándose con normalidad en su entorno industrial y tecnológico, lo que es irreal hasta cierto punto, por el mismo hecho de que existe a priori una “costumbre” a esa forma de vida. Por ende, las formas de relacionarse con su medio ambiente especifico parecerían las más adecuadas; sin embargo, su forma de relacionarse con su medio ambiente general traería consecuencias a largo plazo por todos los problemas ambientales que conlleva el comportamiento del ser humano dentro de una esfera urbana capitalista.
Dicho de otro modo, los casos principales de contaminación ambiental se producen en las ciudades. Así, se tiene que, específicamente en Bolivia y generalmente en el mundo, dichos casos se constituyen en la contaminación del agua en ríos y lagos, la contaminación del suelo con la acumulación de basura y los rellenos sanitarios, entre otros, que de hecho son algunos que siempre estuvieron en discusión. Ahora bien, actualmente van tomando mucha incidencia y relevancia las nuevas formas de contaminación ambiental como la contaminación acústica, la contaminación visual y la contaminación del aire o atmosférica, que se desarrollan principalmente en aquellas ciudades en las que se tiene mayor población; por dar ciertos ejemplos ilustrativos, se tiene que: (i) la contaminación acústica surge en el centro de las ciudades, generalmente emitida por los vehículos o también por aquellas actividades rutinarias por parte de instituciones, marchas y ferias que se tornan en un embrollo acústico que, aunque parezcan no-dañinos, de hecho, resultan nocivos a la sociedad, (ii) la contaminación visual se torna implacable al momento de recorrer los centros urbanos, pues se puede apreciar en todo lugar (más en lugares comerciales) letreros con luces y anuncios sumamente llamativos que –según determinados estudios– causarían estrés subconsciente a los ciudadanos que transitan por estos lugares, y (iii) evidentemente una sociedad tecnológica e industrializada trae consigo maquinarias modernas como los automóviles o máquinas necesarias para las empresas, que, en determinados casos, requieren la utilización de energías y sustancias que se procesan para su funcionamiento. Como resultado de ello, se provoca la contaminación del aire exterior y de interiores que provoca enfermedades respiratorias y de otros tipos, además de que es una de las principales causas de morbimortalidad (Organización Mundial de la Salud, 2023).
Sin embargo, resulta interesante que, tanto los ciudadanos como el gobierno y las instituciones correspondientes, no tomen las medidas necesarias para prevenir estos nuevos tipos de contaminación y pasen desapercibidos de alguna forma dentro de la población –más que todo en las grandes ciudades–. Ello es resultado, por un lado, de la falta de conocimiento que se tiene sobre dichas cuestiones (además de que ésta, por sí misma, se torna en una causal habitual para el surgimiento de dichos problemas) y, por otro, porque dicho entorno ambiental, al menos en estas áreas industriales urbanas, se vuelve parte de su realidad aun estando conscientes –o inconscientes– de que pueda no ser beneficioso todo aquello que ocurre en el exterior; esto último resulta de cierta manera, un problema psicológico social; así lo señalaría el psicoanalista social Erich Fromm refiriéndose a Sigmund Freud e indicando que el hombre posee problemas de irracionalidad e inconsciencia que determinan parte de su conducta posterior a raíz de cuestiones exteriores, de modo que “…tales irracionalidades y del mismo modo toda la estructura del carácter del individuo, constituirían reacciones frente a las influencias ejercidas por el mundo exterior...” (2018: 33).
Una forma de analizar esta situación en los asuntos ambientales vinculados con la consciencia también ha sido explicada por el sociólogo Anthony Giddens en su texto La política del cambio climático (2010), a través de la denominada “paradoja de Giddens”. Esta paradoja se refiere a la contradicción que hay, por un lado, en el conocimiento que el público maneja sobre los riesgos del cambio climático y, por otro, a la ausencia de acciones dirigidas a mitigar dicha amenaza, ya que sus peligros no se perciben tangibles ni inmediatos, sin advertir que este riesgo se hará mucho mayor y cualquier acción posterior será ya insuficiente para reparar los daños ocasionados.
De lo anterior, se rescata que los habitantes de las ciudades, pese a conocer los peligros y consecuencias respecto a los cambios climáticos además de la ausencia de poder palpar ciertos impactos visibles en el presente no adoptan acciones correctivas sobre los mismos, lo que lleva a que se tenga una suerte de futuro decadente en cuanto al entorno ambiental y la realidad tecnológica que consumirá el mismo, más que todo en un área de grandes ciudades. Es así que este fenómeno se encontraría presente consciente o inconscientemente dentro de dichos ciudadanos, llevando a que los mismos obren o prioricen distintas u otras situaciones dentro de su referido entorno moderno, relegando el problema de su entorno medio ambiental, y, en consecuencia, arriben a una realidad en la que el nivel de consciencia ambiental –por decirlo así– resulte alarmante y preocupante a largo plazo.
Ahora bien, una vez reflexionado sobre el entorno de consciencia respecto a los ciudadanos del área urbana, corresponde ver aquellos comportamientos por parte de los ciudadanos del área rural. Se tiene que, en contraposición con lo explicado en los anteriores párrafos, se encuentra otro tipo de manejo de la consciencia ambiental en áreas rurales donde no existen demasiada incidencia del mundo tecnológico e industrial, al menos de manera peligrosa o sumamente preocupantes. Basándonos en los datos que emite el documental Áreas Protegidas de Bolivia en Riesgo (Biología Network, 3-2-2021), que fue realizado en la Chiquitana, se puede apreciar y comprender que dentro de este campo social el nivel de consciencia funciona de distinta manera, al menos en lo referente al medio ambiente y el entorno natural.
En entrevistas que se realizan a los habitantes de Chiquitanía se puede notar, por un lado, la preocupación por su medio ambiente natural, vale decir, naturaleza consistente en la flora y la fauna y, por otro, la preocupación por su propia supervivencia natural, debido a que estos ciudadanos, en este entorno, viven de la naturaleza misma. Refieren que el agua en los ríos que están a su alrededor es indispensable para su supervivencia, ya que dentro de estas áreas rurales –además de que son protegidas– no hay represas de agua para distribuirla a los ciudadanos de forma organizada y previamente tratada; además afirman que se enfrentan también con problemas ambientales en los cuales están inmiscuidas las empresas industriales mineras, o se relacionan con la construcción de carreteras o la deforestación de bosques, entre otros.
Lo anterior lleva a que dichas situaciones sean preocupantes por parte de los actores que se encuentran en estas regiones, debido a que su entorno se encuentra en deterioro; ellos tratan de buscar soluciones para ello en el margen de no dañar la naturaleza misma, pues refieren que “la conexión ecológica es más directa de lo que nos podemos imaginar con nuestra vida cotidiana…” (Biología Network, 3-2-2021). En ese sentido, también se tiene la breve entrevista realizada por WWF Bolivia a un ciudadano de la comunidad Villa Florida en el departamento de Pando, en la cual expresa el interés que tiene en cuanto al cuidado de la naturaleza; del mismo modo, los trabajos realizados por la institución sintetizan que las comunidades indígenas y campesinas que viven cerca de la naturaleza mantienen una conexión con todos los seres vivos que habitan en los bosques y, gracias a éstas, estos espacios se mantienen sanos (WWF Bolivia, 2022).
En síntesis, los habitantes de áreas rurales tienen una relación directa con la naturaleza; por esa misma razón, tienden a una mayor consciencia y cuidado con el medio ambiente, destacando que para ellos ese entorno es una realidad en la que viven, y que, a diferencia del área industrial, consideran que la incorporación de maquinarias industriales de manera descontrolada conllevaría riesgos en un futuro. Entonces, se puede decir que existe una suerte de “educación ambiental” intrínseca e interiorizada por parte de los habitantes de estas áreas, que es entendida como “el proceso que permite al individuo comprender las relaciones de interdependencia con su entorno, a partir del conocimiento reflexivo y crítico de su realidad biofísica, social, política, económica y cultural” (Huanca, 2015: 170).
Por último, como se había visto dentro del análisis de la consciencia urbana, se puede notar que, dentro de la consciencia rural, se tiene de la misma manera un entorno y una forma de vida distintos, pues aquí las ocupaciones o fuentes laborales, en su mayoría, no están vinculadas con el desarrollo tecnológico e industrial, sino que más bien están vinculadas con un trabajo con la naturaleza, lo que denota un cambio de prioridades –o niveles de consciencia– por parte de las personas situadas en un área rural con el entorno natural. Lo anterior lleva a que los mismos comprendan que si se deteriora esto, se deterioran las formas de vida habituales en las comunidades. En pocas palabras, se trataría de una diferenciación en cuanto a “realidades”, pues no es lo mismo vivir en las grandes ciudades que en una comunidad; sin embargo, la consciencia ambiental resulta trascendental, pues, como se explica en la paradoja de Giddens, el conocimiento sobre los riesgos del cambio climático es conocido por la mayoría; empero, hay zonas en las cuales los daños no se perciben tangibles ni inmediatos (como el caso de las áreas urbanas o grandes ciudades), lo que ocasiona que el riesgo se haga mucho mayor y las acciones posteriores para remediarlo –reiterando– sean ya insuficientes para reparar los daños ocasionados.
CONCLUSIONES
La consciencia ambiental no es un problema que emerge individualmente por parte de cada ciudadano, sino que parte del contexto social, económico, político y social. Esto no justifica que los ciudadanos del área urbana puedan contaminar más, sino que su campo y su entorno social determinan cómo éstos se comportan con su medio ambiente. Por ello, la consciencia ambiental dentro de las ciudades es baja a comparación de la que se percibe en las comunidades, que deriva en un comportamiento social con el entorno, sea cual fuese el caso.
Los mayores problemas ambientales emergen de las ciudades y la forma de vida que tienen éstos, conjuntamente con el desarrollo tecnológico e industrial, que por si mismo resulta inevitable por parte de las sociedades, pues forma parte del progreso. Empero, lo que es preocupante es el tratamiento preventivo que se tiene respecto al cuidado del medio ambiente, tanto por los gobiernos como por los habitantes de uno y otro lugar. Esto debe ser resuelto mediante distintos mecanismos culturales y sociales.
Para concluir, la consciencia ambiental es un problema social de relevancia sociológica, toda vez que en la presente apreciación, comparación y análisis breve sobre las “consciencias urbanas/rurales” conjuntamente con los datos utilizados, establecieron que son distintos los factores que implican y determinan el modo de como los habitantes pueden comportarse con su entorno, en este caso, con su entorno natural, que a su vez lleva a otro tipo de desarrollo posterior de consciencia y formas de vida.
BIBLIOGRAFÍA
Bifani, Paolo (1999). Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible. Madrid: IEPALA.
Fromm, Erich (2018). El miedo a la libertad (1947). España: Paidós.
Giddens, Anthony (2010). La política del cambio climático. Madrid: Alianza Editorial.
Huanca, Félix (2015). Derecho Ecológico y Ambiental. La Paz: El Original-San José.
Organización Mundial de la Salud (11 de abril de 2023). Contaminación atmosférica. Recuperado de https://www.who.int/es/health-topics/air-pollution#tab=tab_1
Planeta Bolivia (20 de marzo de 2017). Documental: Planeta Bolivia CIUDADES (Versión completa) [archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=IwiBv9ufRQQ
Real Academia Española. (s.f.2). Consciencia. En Diccionario de la lengua española. Recuperado de https://dle.rae.es/consciencia
Biología Network (3 de febrero de 2021). Áreas Protegidas de Bolivia en Riesgo [archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=Uz7A-j5t8Gg
WWF Bolivia (10 de agosto de 2022). En armonía con la NATURALEZA (Día Internacional de los Pueblos Indígenas) / WWF Bolivia [archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=bNpj87VSy8I
Fecha de publicación: 6 de octubre de 2023
[1] Este trabajo fue presentado inicialmente en la materia “Sociología Boliviana II” de la Carrera de Sociología, Universidad Mayor de San Andrés (gestión 2023) del docente Carlos Blanco Cazas. La consigna inicial fue evaluar hacia dónde se dirigían los intereses investigativos de los sociólogos bolivianos del presente. En esa exploración, consideré reflexiones todavía ausentes relativas a una sociología ambiental boliviana. De esa manera, nace el interés por escribir este artículo.
[2] Estudiante de la carrera de Sociología de la Universidad Mayor de San Andrés. Correo electrónico: eddy.gustavo.pm@gmail.com