se2023 - Instituto de Investigaciones Sociológicas “Mauricio Lefebvre”

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En este espacio se difunden trabajos de los estudiantes de Sociología de la UMSA que tienen un componente de investigación, con el propósito de alentar el desarrollo de habilidades de escritura en la idea de que esta práctica está íntimamente relacionada con el pensamiento crítico y creativo.

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se2020

“EL CALOR, FANTASMA TRANSPARENTE”[1]

Alejandra Columba Fernández[2]

 

INTRODUCCIÓN

Augusto Céspedes Patzi nació el año 1904 en Cochabamba y falleció en La Paz en 1997 a los 93 años. Fue un escritor, político y periodista Estudió Derecho en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), profesión que nunca ejerció. Es considerado “el escritor boliviano más importante y significativo de la generación” (Prada Oropeza, 1979: 185) entre la Guerra del Chaco y la Revolución de 1952. Luego de ser corresponsal de guerra en el conflicto entre Bolivia y Paraguay publicó su primer libro, Sangre de Mestizos, en donde se encuentra el cuento “ El Pozo”.

El “Chueco” Céspedes, como fue apodado, tuvo una importante participación en la conformación del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). También ocupó múltiples cargos públicos. Fue diputado en tres ocasiones, además de cumplir misiones diplomáticas en varios países. Entre sus obras más importantes se encuentran: Metal del Diablo y El Presidente Colgado, entre otras.

“El Pozo” es uno de los cuentos más importantes de la literatura boliviana, es por eso que ha sido múltiples veces antologado y traducido a varios idiomas (Carvalho, 2017). Como indica Chelle (2017), este relato muestra “la inutilidad y el sinsentido de la Guerra del Chaco” (párr. 8), el de una guerra motivada por el petróleo, por el control de los recursos naturales, por el control de la naturaleza por parte de los humanos. En este ensayo mostraré el papel de la naturaleza en “El Pozo”, su constante presencia en las descripciones, su relación con los combatientes.; una presencia a veces dinámica y otras estática, pero que en ningún momento deja de estar presente. La naturaleza se resiste o defiende ante la guerra entre hombres por conquistarla; no es la enemiga, trata de salir viva del absurdo de la guerra.

 

DESARROLLO

Miguel Navajo es el relator de El Pozo. Es un suboficial que tiene a cargo 20 soldados, a los que les da la tarea de cavar un pozo un busca de agua para poder abastecer al ejército boliviano de este elemento vital. En un ambiente hostil, como el Chaco, los soldados emprenden esta tarea que se torna imposible, absurda. Los arrastra a la locura e incluso a la muerte. Los días pasan, la profundidad del pozo aumenta, la esperanza no muere, pero decrece. El premio, el objetivo, que es el agua, rehúye.

En el cuento, los soldados no tienen un objetivo claro: “Somos simplemente unos camineros que tajamos el monte en línea recta, abriendo una ruta, no sabemos para qué” (Céspedes, 2000: p. 20). Se advierte la confluencia de múltiples identidades nacionales, de personas provenientes de todos los rincones de Bolivia, que no conocen su propio terreno, ni se (re)conocen entre ellos, pero unidos por un objetivo en común, sin saber cuál es.

Es una naturaleza que los rechaza, que permite que la vida de los otros seres vivos se mantenga, pero que a los combatientes los atormenta, los tortura, los expulsa: “A veces yo me decido a derrochar un puñado de agua, echándomelo sobre la nuca, y unas abejitas, que no sé con qué viven, vienen a enredarse entre mis cabellos” (ibid.: 19). Es la naturaleza viva, la que interactúa activamente con los soldados, es la otra cara de la moneda. Ante unos hombres que mueren afectados por los efectos del clima, otros seres vivos se encuentran volando, con vida. 

Pero la naturaleza rechaza a los humanos, juega con ellos, los ilusiona: “12 metros. Parece que encontramos agua. La tierra extraída es cada vez más húmeda” (ibid.: 25). Para luego dejarlos con las manos vacías: “ayer llegamos a los 30 metros sin hallar otra cosa que polvo” (ibid.: 27). Busca la rendición de los seres humanos, que la dejen en paz.

En un fragmento más amplio del cuento, también encontramos esta constante relación entre el hombre, expresado en los soldados, y la naturaleza en las diferentes formas en las que se presenta:

Postrados, distensos, permanecemos invadidos por el sopor de la fiebre cotidiana, sumidos en el tibio desmayo que aserrucha el chirrido de las cigarras, interminable como el tiempo. El calor, fantasma transparente volcado de bruces sobre el monte, ronca en el clamor de has cigarras. Estos insectos pueblan todo el bosque donde extienden su taller invisible y misterioso con millones de ruedecillas, martinetes y sirenas cuyo funcionamiento aturde la atmósfera en leguas y leguas.

Nosotros, siempre al centro de esa polifonía irritante, vivimos una escasa vida de palabras sin pensamientos, horas tras horas, mirando en el cielo incoloro mecerse el vuelo de los buitres, que dan a mis ojos la impresión de figuras de pájaros decorativos sobre un empapelado infinito (ibid.: 21).

Al final no importa el bando en el que uno esté, sean paraguayos o bolivianos. La naturaleza se ha escondido de ambos, ambos son sus enemigos, si no puede expulsarlos, ella provoca su muerte. Ellos creen que pueden poseerla, pero su destino es fatal en el intento. Ella solo trata de defenderse. Para el hombre, la naturaleza está maldita: “Es una pesadilla. Esta tierra del Chaco tiene algo de raro, de maldito” (ibid.: 32); antes de culpar a los que han causado la guerra, prefiere maldecir a ella.

 

CONCLUSIONES

“El Pozo” es un relato desgarrador sobre el sinsentido de la guerra, no solo la acontecida entre Paraguay y Bolivia sino para cualquiera que participe en ella. No hay razón para tanta destrucción. La naturaleza siempre está de por medio, es la causa y razón para el enfrentamiento. En este relato pudimos encontrar algunos fragmentos que la muestran como un individuo más, que trata de defenderse, no toma bando por alguno de los contrincantes; para ella, el bando enemigo es el ser humano, el que hace la guerra. La naturaleza se rebela ante su opresor, ambos bandos buscan aplastar al otro para conquistarla, pero ella busca liberarse

 

BIBLIOGRAFÍA

Carvalho, Homero (20 de mayo de 2017). “El pozo’, la cruel metáfora de la guerra”. Los Tiempos. https://www.lostiempos.com/actualidad/cultura/20170522/pozo-cruel-metafora-guerra

Céspedes, Augusto (2000). “El Pozo”. En Sangre de Mestizos (16.a ed.). La Paz: Juventud.

Chelle, Fernando (25 de abril de 2017). “Cuando el primer objetivo es saciar la sed”. Letralia. Tierra de Letras. https://letralia.com/articulos-y-reportajes/2017/04/25/el-pozo-cuento-de-augusto-cespedes-cuando-el-primer-objetivo-es-saciar-la-sed/

Prada Oropeza, Renato (1979). “La literatura política de Augusto Céspedes”. https://cdigital.uv.mx/server/api/core/bitstreams/19902d3b-7946-4714-bb0c-a98f96e2ccd3/content

 

 

Publicado el 15 de noviembre de 2024.

 

 

 

 

 

[1] Ensayo presentado para la materia “Investigación documental y redacción científica”, de Zulema Ballesteros, 2023, Carrera de Sociología, Universidad Mayor de San Andrés.

[2] Estudiante de la carrera de Sociología, Universidad Mayor de San Andrés.