Paola Kenta Flores - Instituto de Investigaciones Sociológicas “Mauricio Lefebvre”

#SociologíaUMSAescribe

 

En este espacio se difunden trabajos de los estudiantes de Sociología de la UMSA que tienen un componente de investigación, con el propósito de alentar el desarrollo de habilidades de escritura en la idea de que esta práctica está íntimamente relacionada con el pensamiento crítico y creativo.

AUTORES

GESTIONES

VIVIR EN COMUNIDAD[1]

Paola Kenta Flores[2]

 

A finales del primer trimestre de la gestión 2020 –el 21 de marzo para ser exacta[3]–, fueron presentadas en nuestro país las medidas de confinamiento producto de una alerta sanitaria a causa del covid-19. Es así que, producto de tal acción, por salvaguardar la vida de la población, muchas de las actividades se vieron paralizadas. Por ello, se asumió la decisión de ingresar en cuarentena total. A causa de ese motivo, algunas familias, ante la necesidad de tener mayor tranquilidad y menos reclusión, se mudaron de las ciudades a lugares periurbanos. En este proceso, se identificaron muchas formas “nuevas” de organización, acompañamiento, protección y cuidados comunitarios para sobrellevar los impactos de la crisis por la que se estaba atravesando. Esta afirmación se sustenta en los siguientes argumentos:  los mecanismos de organización de vecinos y vecinas para colaborarse en tal situación; la forma de enseñanza –referida a la educación que está en el ámbito formal–, asumida principalmente por madres para la educación de sus hijos; y la comunicación, transmisión de conocimientos tradicionales, para apoyar a la medicina científica en contrarrestar las posibles infecciones por el covid-19.

En cuanto a la organización vecinal, ésta tomó sus propias características peculiares, a diferencia de espacios más céntricos de la ciudad, al hacer referencia a espacios periurbanos, más aún, territorios que se encuentran en el límite entre dos municipios. Estos sitios, en muchos casos, no contaban con algún tipo de control gubernamental cerca del lugar; por lo menos, el control más cercano se encontraba a un kilómetro de distancia. En este sentido, fueron las propias vecindades, retomando las formas de organización comunitaria, las que asumieron responsabilidades y cuidados de forma recíproca, además de un control social para protegerse. Esta forma de control, durante la época más dura, se hizo posible mediante la comunicación vía redes sociales, como el WhatsApp, Facebook, entre otras. En el caso de que la comunicación no fuera posible a través de estos medios, se buscó la forma de que las conversaciones sean personales, pero con distanciamiento social.

Para mayor comprensión de esta afirmación, se presenta el siguiente ejemplo. En los momentos en que solo se podía movilizar según la terminación numeral del carnet de identidad, había personas que no podían salir, ya sean adultas mayores, o personas con alguna enfermedad y/o algún impedimento físico. Entonces, algún vecino(a) o conocido(a) más cercano(a) acudía a su puerta para escuchar tras ésta lo que requería la persona que estaba adentro; y se daba el dinero por debajo del garaje o de la puerta. Al regreso, la persona lanzaba el mandado por arriba de la pared o dejándolo fuera de la puerta. Otro ejemplo es que, como muchas personas en épocas de pandemia perdieron sus fuentes laborales, la junta vecinal asumió la responsabilidad de proveer víveres a las familias con mayor necesidad.

Lo mencionado se dio gracias a que estas juntas vecinales contaban con dinero ahorrado de las multas por no asistencia a reuniones u otro tipo de actividades que se realizaban antes de la cuarentena. Entonces, se acordó entre todos(as) los(as) vecinos(as) que con el dinero recaudado se compren los víveres indispensables para una canasta familiar: arroz, fideo, azúcar, aceite, etc., para que éste fuera repartido entre las familias de menores posibilidades económicas de la zona. Esta identificación de familias se realizó mediante información de los(as) vecinos(as) más cercanos y por corroboración de la junta vecinal. De esa manera, se procedió a la compra de los insumos y posterior distribución a las puertas de las familias. Todo ello se realizó respetando las medidas de bioseguridad y cuidado impuestas por el Gobierno central, aunque paradójicamente no hubiera un control físico en los alrededores. El control era voluntario y a conciencia de la propia vecindad.

Por otra parte, la educación formal para los(as) estudiantes pasó a manos de las madres y familiares del hogar, en tiempos de cuarentena. Si bien a inicios de la pandemia el panorama era incierto, posteriormente se buscaron formas para que la educación continúe; y la mayor preocupación se encontraba para las(os) estudiantes escolares. Justo en ese proceso, el Gobierno de turno tomó la medida de paralizar el año escolar. Esta última situación, para muchos, resultó beneficiosa; para otros, era resultado de una incapacidad de manejo y la vulneración del derecho a la educación de miles de niños(as) y adolescentes. Pese a ello, ante el desacuerdo con las medidas adoptadas por el Gobierno central, algunos profesores, en coordinación con madres y padres de familia, buscaron mecanismos para continuar con la educación de los(as) estudiantes. En este caso, fueron las madres quienes asumieron mayores responsabilidades, bajo la asesoría de algunas(os) profesores.

Al respecto de lo mencionado anteriormente, hay casos similares; pero con particularidades que diferencian a unos de otros. En este caso, solo se mencionarán dos que fueron los más sobresalientes: las familias nucleares con hijos jóvenes y pequeños, que contaban con acceso a internet, ya sea por WiFi o conexión a datos móviles, y las familias monoparentales con jefatura femenina, que además no contaban con hijos(as) adolescentes, es decir, que no pasaban  de los doce años de edad. En el primer caso, el panorama no fue tan complicado, puesto que, de alguna manera, los(as) hermanos(as) pequeños podían contar con mayor acceso a redes y enseñanza por parte de los(as) hermanos(as) mayores, si es que los padres y madres no tuvieran la disponibilidad por algún motivo. En el segundo caso, la situación resultaba ser aún más conflictiva. Esto a causa de que muchas madres no contaban con un celular que posea las características necesarias e imprescindibles para una conexión virtual. La situación era peor para las madres que tenían un nivel de educación primario o de ningún tipo. Al inicio, estas madres se vieron resignadas a dejar que sus hijos perdieran el año escolar; pero poco después, debido al incentivo y ánimo de otras madres, este panorama tomó destinos diferentes.

En referencia al último punto mencionado, las madres que se encontraban en esta situación, en coordinación mutua y con el profesor de sus hijos(as), ubicaron puntos estratégicos para poder acceder a la educación. Es decir, buscaron formas para copiar, apuntar o tener algún tipo de guía para ayudar a sus hijos(as) con las tareas y los avances escolares. Este hecho se evidencia con el testimonio de la señora María (nombre convencional), quien en una conversación comentó:

Soy madre soltera, tengo cuatro hijos y el mayor tiene apenas once añitos. Ese tiempo tenía como nueve años nomás. Yo no tenía celular ni eso que dicen computadora, nada no tenía. Luego la doña Eugenia me dijo que había llamado al profe para que le indique más o menos qué podía estar haciendo su hija o cómo ayudarle, el profe le había indicado unas cosas. Bien bueno es ese profe, igual nomás indicaba, no se hacía el loco, como otros. Luego ya me dijo que habían quedado en que el profe vendría en bicicleta a dejar unas hojas (fotocopias o impresiones) a la tienda, colado en la puerta o el vidrio, con lo que debían estar copiando de lenguaje o ejercicios de mate, o sino dijo que una vez por semana podía venir a la cancha con su pizarrita acrílica y por llamada íbamos a acordar a qué hora podía ir cada mamá para hacerse indicar. Entonces, eso me pareció mejor. Yo iba agarrado mi hijo a las diez de la mañana los días lunes que era cuando el profesor podía venir. Así más o menos pudimos avanzar, yo más, y este mi hijo ya algo también les enseñaba a sus hermanitos… (entrevista, 13 de junio de 2022, Viacha).

 

Como se puede observar en la descripción anterior, algunas madres buscaron formas para continuar apoyando en la educación de sus hijos. Además de ello, se (re)organizaron de manera muy distinta de lo comunmente conocido en las juntas de padres y madres de familia. Por otro lado, casos como éste se mencionan también en un ensayo visual realizado por Mónica Navia para la revista Ciencia y Cultura (2021), denominado “Educar en tiempos de pandemia”, en el cual se muestran imágenes que reflejan la conjunción de procesos educativos y la vida cotidiana en épocas de pandemia. Para nuestro país, se muestra el ejemplo de la comunidad altiplánica de Pizacaviña, del municipio de Calamarca, del departamento de La Paz, donde un egresado de la Carrera de Ciencias de la Educación lleva a cabo talleres de lectura y escritura para desarrollar potencialidades. En este hecho, se resalta la capacidad de ingenio de muchos profesionales y académicos. Ejemplos como el mencionado y otros forman parte del artículo, los cuales son muestra de que en diversas partes del Continente se han llevado a cabo procesos similares, con distintas peculiaridades. 

Asimismo, se evidenció la transmisión de saberes adquiridos de los antepasados para, de alguna manera, contrarrestar los síntomas del covid-19. Si bien se hallaron indicaciones científicas acerca de los cuidados y formas de protección que se deben tomar, no estuvo demás recuperar algunas costumbres y cuidados en cuanto a la medicina tradicional, basada en hierbas medicinales o algún otro tipo de tratamiento de prevención. Este hecho se vio fortalecido en el lugar del que se habla en este escrito –un distrito de Viacha–, ya que, en el mismo, existen en su mayoría habitantes migrantes rurales de primera y segunda generación, que tienen costumbres muy arraigadas y que son transmitidas a las nuevas generaciones. Todo ello se reflejó desde que se conocieron las primeras noticias acerca de la nueva enfermedad que aquejaba a la población, a diferencia de espacios más urbanos y céntricos.

En referencia a lo anterior y al primer argumento señalado, se debe resaltar que la población buscó formas de (re)organización, bajo un control de ellos(as) mismos(as) ya que, si bien existían disposiciones gubernamentales, no había una presencia física para el control y la supervisión. En este punto, se puede hacer referencia a lo que Silva Rivera denomina la “Micropolítica andina: formas elementales de insurgencia cotidiana”. Si bien no refleja a totalidad la profundidad de sus reflexiones, puede formar parte como un pequeño ejemplo de lo que la autora nos quiere decir. A partir de ello, nos dice que la micropolítica:

Es constituir espacios por fuera del estado, mantener en ellos un modo de vida alternativo, en acción, sin proyecciones teleológicas ni aspiraciones al “cambio de estructuras”. En este sentido es, nada más ni nada menos, que una política de subsistencia. Pero también es un ejercicio permanente y solapado de abrir brechas, de agrietar las esferas molares del capital y del estado… (Rivera Cusicanqui, 2018: 142).

La autora expresa que es posible vivir en comunidad, retomando conocimientos ancestrales en espacios más urbanos. Asimismo, enuncia que son formas de subsistencia en la sociedad. Lo afirmado se puede observar en el ejemplo ofrecido anteriormente, donde los habitantes de espacios periurbanos conformaron una especie de comunidad en la que se entretejen muchas formas de cooperación, rescatando distintos saberes ancestrales, sin dejar, necesariamente, lo que en la actualidad implican los avances tecnológicos.  Se puede decir que tal fusión de conocimientos está presente no solamente en un caso específico; por el contrario, está presente en todo ámbito de la sociedad.

En suma, los tres argumentos presentados son solo una muestra de lo compleja y rica que puede ser la organización de una vecindad y del vivir en comunidad, ese entretejido que acoge formas muy citadinas y, a la vez, mantiene costumbres y tradiciones rurales aimaras muy arraigadas. Una mezcla de culturas y formas de coexistencia que van más allá de una denominación y adscripción única. Por ello, quizá lo descrito no sea el único caso, tampoco se tiene la intención de mostrarlo como algo ideal. Por el contrario, es solo una muestra de lo plural y diversa que es la sociedad y que, más allá de los señalamientos negativos, es importante comprender y aprender de costumbres que quizá nos puedan enriquecer aún más.

Para finalizar, como ya se había mencionado a lo largo de este escrito, en época de pandemia, crisis social, crisis económica y crisis política, la población buscó “nuevas” formas de organización, protección y control social. Además, se (re)inventaron nuevos mecanismos para asumir y colaborar en la educación formal de los hijos(as), principalmente de quienes se encontraban en edad escolar. Por otro lado, la transmisión de conocimientos basados en costumbres tradicionales jugó un papel importante de apoyo a lo que las autoridades dictaban en base a conocimientos científicos. En este sentido, como en muchos medios informativos, se dio a conocer, después de dejar –relativamente– los prejuicios acerca de los saberes y conocimientos tradicionales para reforzar el sistema inmunológico; es conveniente buscar comprender y reflexionar sobre las formas de relacionarse y transmitir conocimientos, lo que resulta ser algo mucho más complejo; en fin, aprender entre todos(as).

 

BIBLIOGRAFÍA

Decreto Supremo N°4199, de 21 de marzo de 2020. Cuarentena total en todo el territorio del Estado Plurinacional de Bolivia, contra el contagio y la propagación del Coronavirus (COVID-19). Estado Plurinacional de Bolivia. 

Navia, Mónica (2021). “Educar en tiempos de pandemia”. Ciencia y Cultura, 25(46), 164-186. Recuperado de 2022, de http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2077-33232021000100008&Ing=es&tlng=es.

Rivera Cusicanqui, Silvia (2018). “Micropolítica andina. Formas elementales de insurgencia cotidiana”. En Un mundo ch'ixi es posible. Ensayos desde un presente en crisis. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Tinta Limón.

 

ENTREVISTADA

María (nombre convencional), vecina del municipio de Viacha. Viacha, 13-06-2022.

Fecha de publicación: 16 de septiembre de 2022

 

[1] Ensayo final para la materia “Taller de lenguaje y redacción básica”, Carrera de Sociología, Universidad Mayor de San Andrés, gestión 2022.

[2] Estudiante del primer semestre de la carrera de Sociología. E-mail: paokentaf@gmail.com

[3] Declarado en conformidad con el D.S. N°4199, de 21 de marzo de 2020, Cuarentena Total en todo el Territorio del Estado Plurinacional de Bolivia, contra el contagio y la propagación del Coronavirus (COVID-19).