Omar Carlo Quenallata - Instituto de Investigaciones Sociológicas “Mauricio Lefebvre”

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En este espacio se difunden trabajos de los estudiantes de Sociología de la UMSA que tienen un componente de investigación, con el propósito de alentar el desarrollo de habilidades de escritura en la idea de que esta práctica está íntimamente relacionada con el pensamiento crítico y creativo.

AUTORES

GESTIONES

EL OTRO DESARROLLO: LA CREACIÓN DE LA CIUDAD DIFERENCIAL Y POPULAR[1]
Omar Carlo Quenallata[2]


Para el desarrollo de este ensayo, se propone mostrar una nueva forma de construir la ciudad haciendo una crítica, a la vez, a la forma de proyectar este espacio urbano desde el ‘ideal’ de los urbanistas, quienes no toman aspectos como la base económica de la economía informal. Es por eso que se tomará dos temas que aparentemente son diferentes: el comercio popular y el mercado informal inmobiliario. El análisis se lleva a cabo sobre la base de la tesis de la producción del espacio de Henry Lefevbre (Baringo, 2014).

 

LOS NUEVOS CENTROS DE LA METRÓPOLI
Si uno camina por los centros populares de las ciudades, como por la Ceja de El Alto, podrá notar que hay mucha concentración de personas en un lugar que, hace treinta años, tenía solo unas cuantas casas. Hoy, este espacio es un centro por el que las personas de casi toda la región metropolitana tienen que pasar. Pero no solo allí se vieron los cambios, también se los aprecia en zonas como la avenida 16 de Julio, Río Seco, Cruce Villa Adela, entre otros, que ya se constituyeron hace años, y otras que son emergentes, como San Roque y Puente Vela.

Pero, ¿qué tienen en común estos nuevos centros de las ciudades? ¿Y qué es lo que los diferencia del tradicional centro de la ciudad que tiene edificios “modernos”, en donde se desarrollan trabajos de empresas e instituciones con oficinistas públicos y privados? La respuesta es que en estos nuevos centros la constante es el comercio popular que, en un principio, el Estado, más específicamente el municipal, rezagaba y sigue rezagando, con la idea de conformar la ciudad ideal. Pero al final la administración estatal no pudo hacer nada en contra de ellos porque, como se pudo constatar, el crecimiento de la informalidad, y en especial el comercio informal, se da gracias a las propias medidas neoliberales; es decir, el propio Estado es el que le dio paso aunque a la vez lo rechaza. Este segundo aspecto se explicará a continuación.

Viendo ahora las diferencias entre el centro tradicional de la ciudad y los nuevos centros, surge la siguiente cuestionante: a estos nuevos espacios, ¿cómo se los podría definir? Desde la perspectiva de Henri Lefevbre, en su tesis de la producción del espacio, el autor menciona que, dentro de la ciudad, en el capitalismo existe el espacio abstracto y el espacio diferencial. Como menciona Baringo, “El espacio abstracto, por su parte, es el espacio por excelencia del capitalismo. Se asocia por estar asociado a la acumulación del capital, donde los procesos de producción y de reproducción se separan a la vez que el espacio adquiere una función instrumental” (2013: 118). Este espacio es donde el Estado, que es capitalista, le da importancia mediante sus tecnócratas “…en la producción y reproducción de este espacio dominante generando un nuevo discurso, una nueva ideología, denominada ‘urbanismo’, que encubre una estrategia de dominación de clase, obsesionados en la técnica de planificación, su racionalidad científica, y su especial interés por la clasificación y el control” (ibid.: 118).

Ésta es la ciudad ideal que plantea el Estado que, con el discurso del desarrollo, trata de construir; pero si el mismo Estado, con sus políticas neoliberales, propicia el subdesarrollo al solo cumplir la promesa del desarrollo en lugares donde el capitalismo tiene sus intereses. ¿Qué sucede con los espacios que quedan fuera del espacio abstracto? La respuesta es que los espacios que están fuera de este espacio abstracto constituyen el espacio diferencial:

El espacio diferencial es engendrado por las múltiples contradicciones que presenta el espacio abstracto y que caracteriza a la ciudad en la sociedad capitalista (…) el espacio diferencial debe buscar dar cabida y permitir el desarrollo de las diferencias. Este espacio busca reasociar las funciones, los elementos y los momentos de la práctica social que el espacio abstracto disocia (ibid.: 120).  

Lefevbre no ve la realización de este espacio diferencial en el “socialismo real”, sino que el espacio diferencial está especialmente en los “Espacios del denominado Tercer Mundo (ranchitos, villas miseria de las urbes de América Latina) o el Cuarto Mundo (periferias pobres de los grandes ciudades de los países industrializados), [que] presentan potencial en este sentido” (ibid.: 120).

Y es de este espacio diferencial de lo que hablaremos. Es decir, cómo las personas que ingresaron al trabajo informal por las contradicciones del capitalismo, al estar rezagadas del desarrollo, generaron su propia forma de desarrollarse dentro de sus espacios. “Por tanto, estos sujetos representan una ‘resistencia’ (para ellos representó, en esos momentos, empleo e ingresos para sus familias) al Estado que, al margen de él, han encontrado condiciones que les permiten una mejor calidad de vida y estabilidad económica” (López, 2018: 89).

Pero, ¿cuáles son los mecanismos que brinda el desarrollo del espacio diferencial? La réplica es la siguiente: la reproducción de sus propias institucionalidades. En el caso boliviano (Tassi et al., 2014): “Lo que vemos entre los comerciantes populares es que el mayor bienestar económico se asocia a una general intensificación de ciertas prácticas culturales y, en algunos casos, hasta a formas de reinversión de recursos en la reproducción de prácticas locales…” (ibid.: 129). Y es en esta forma de ver al otro desarrollo donde se advierte que las personas están al margen del espacio abstracto; pero que al final viven dentro del capitalismo. Mediante sus institucionalidades, se enfrentan a este, poniendo sus propias reglas del juego en vez de que el capitalismo les imponga una homogeneización. Por el contrario, dentro de los comerciantes populares, “…la inversión de empresas extranjeras es bienvenida en la medida en que no interfiera con las estructuras locales de poder y con sus formas de control del comercio” (ibid.: 125).

Pero este comercio popular no se queda en lo local, sino que más bien es un tejido que une a muchos lugares del país. El comercio popular ha crecido en gran medida en los últimos años, tanto que se crearon nodos importantes como, por ejemplo, El Alto; gracias a las redes familiares y de compadrazgo, se extienden desde esa ciudad hasta las fronteras del país que antes eran lejanas y estaban abandonadas por un Estado excluyente que no les daba importancia. Ahora estos son espacios en los que se generan movimientos económicos, como mencionan Arbona, Medeiros, Canedo y Tassi: 

En este sentido que los sectores populares, muy a menudo, adquieren una postura hegemónica en relación a los demás grupos en el territorio (…) los sectores populares se atribuyen el rol de custodio de los intereses y del territorio local y del país, exponiendo tanto las incoherencias del discurso regionalista como la tendencia del empresario de “vender el país al mejor postor” (2016: 84).

LA OTRA FORMA DE URBANIZACIÓN
Como se vio el caso anterior sobre el comercio popular, se verá ahora el caso del mercado informal inmobiliario en donde se pudo constatar que, dentro de la construcción de nuevas urbanizaciones en los países latinoamericanos como Bolivia, los loteadores, mediante diferentes mecanismos, obtienen una extensión de tierras y después las dividen para venderlas a personas que quieren acceder a un terreno, a diferencia de los países desarrollados, en donde primero se construyen las casas y después son habitadas. En el caso latinoamericano y en especial en Bolivia, se puso énfasis en la autoconstrucción ya que esta permite tener un mejor manejo del espacio donde viven las personas. Y además, tuvo más éxito que las viviendas construidas por el Estado, como lo menciona Jaramillo:

Precisamente una de las debilidades cada vez más manifiestas de los programas que pretenden introducir la promoción capitalista de vivienda en capas populares es que lo hacen a costa de reducir drásticamente los tamaños de los lotes y de las viviendas: esto liquida la posibilidad de avanzar alguna actividad de autoconstrucción progresiva, lo cual es una desventaja importante para los pobladores que prefieren la oferta espontánea y clandestina que les facilita tener parcelas más grandes en las que pueden realizar actividades de autoconstrucción (2008: 43-44).

El Estado, al no ser eficiente tanto en la liberalización del mercado que genera loteamientos, y además al no tener la capacidad de hacer viviendas tanto en cantidad como en calidad, dio lugar a que las personas generaran su propia forma de hacer la ciudad. Esto comprende, no solo la autoconstrucción de la casa, sino el tiempo que transcurre entre la obtención del lote, donde están involucradas las organizaciones conformadas por loteadores y las juntas de vecinos que se movilizan para que los servicios básicos lleguen a esas zonas, y los servicios mismos. Un ejemplo lo proporciona una entrevista a un dirigente de una unidad educativa en el distrito ocho de la ciudad de El Alto; él menciona que ellos, con la junta de vecinos, tuvieron que caminar para que sus hijos tengan un profesor en la escuela que recién acababan de abrir.

Yo participo activamente en la junta de vecinos de la zona de las Delicias como soy junta educativa y recién hemos fundado la escuelita. Yo me encargado y también don Federico en traer a algunos profesores y a una parvularia. La escuela recién se ha fundado el año pasado, los cursos son hasta tercero básico; pero los profesores son un poco creídos y no ayudan mucho. Nosotros tenemos que caminar. Por ejemplo, el presidente de la junta de vecinos y don Federico estaban caminando por la Ceja un día y se encontraron con la dirección de Educación y me llamaron y hemos hecho los papeles para que se muevan porque por sí solos ellos no se mueven… lo que pediría más en mi zona es que haya educación en la escuela y buena (entrevista a Claudio Mamani, Puente Vela, El Alto23 de abril de 2019).

Con este ejemplo, se puede mostrar que dentro de la organización de las personas que viven en zonas que recién están urbanizándose, no solo se ocupan de la planificación de sus propias casas, sino también de otras actividades a futuro, como la construcción de una escuela. Así sucede dentro de la autoconstrucción popular; en esta, la ciudad es un espacio en donde las personas, al margen del desarrollo, se dan modos de buscar el suyo. Los vecinos se convierten en sus propios planificadores, en los propios constructores de su futuro. Pero este proceso de loteamiento genera que algunas personas que están dentro de este negocio obtengan poder económico y después político. Esto se verá en el siguiente apartado.

 

RELEVANCIA POLÍTICA
Como se vio en los dos casos, se puede afirmar que estos dos sectores populares tienen diferentes maneras de relacionarse dentro de lo político. Por ejemplo, en el caso de los loteadores, se ha demostrado que estos “se fueron inmiscuyendo en la actividad dirigencial para favorecer sus negocios: a menudo, los empresarios económicos son también empresarios políticos y viceversa” (Achi y Delgado, 2007: 131). Esto muestra que, en el caso de los loteadores, hay una participación en la dirigencia de las zonas periféricas que genera clientelismo con los partidos políticos que les beneficien.

En el caso de los comerciantes es diferente porque ellos no quieren tomar el poder político. Más bien ellos, dentro de lo político, se enfrascan en una relación con el Estado; este sector no quiere inmiscuirse en sus esferas centrales, pero parece que, al igual de los sectores populares, están creando una

…hegemonía popular desde abajo [que] parece presuponer es la transición de una lucha contrahegemónica, y desde las márgenes, contra un aparato oficial subordinador y excluyente a una lucha para mantener términos propios, moldear e integrar al otro cuando necesita, en un contexto donde se ha ido explicitando que la hegemonía tradicional es vacía, sin proyecto, anclaje ni cultura propia” (Arbona et al., 2016: 95).

Al ver la legitimidad que generan estos sectores populares, ¿esto significaría que podrán obtener el poder político y así hacer una contrahegemonía con los sectores tradicionales? Esta será una pregunta que se responderá con el tiempo; pero por ahora, estos sectores tienen un victoria en haber llevado el desarrollo a los espacios diferenciales a donde el Estado capitalista los relegó. A esos espacios en donde “… los sectores populares emp[ezaron] a tejer unas estrategias, primero, para convertir las márgenes en el nuevo centro del país y, segundo, para que estas márgenes sean unas nuevas instancias de legitimidad y hegemonía sociopolítica” (ibid.: 2016: 96).

 

CONCLUSIONES
Como reflexión final, este ensayo trata de mostrar cómo, ante las circunstancias que impone un modelo económico, y en la marginalidad, las personas construyen su ciudad, mientras los urbanistas tratan de hacer una ciudad ideal, sin tomar en cuenta los factores socioeconómicos que dan más “humo” que hechos. Este ensayo solo quiere exponer cómo los sectores populares, a diferencia de las inconsistencias del propio Estado que trata de construir espacios urbanos a ciegas, sin ver su realidad socioeconómica, crearon su ciudad. Y en ese sentido, su realidad debe ser tomada en cuenta para buscar su desarrollo. 

BIBLIOGRAFÍA
Achi, Amonah y Marcelo Delgado (2007). A la conquista de un lote: estrategias populares de acceso a la tierra urbana. Cochabamba: Plural.Arbona, Juan Manuel, Carmen Medeiros, María Elena Canedo y Nico Tassi a(2016). El proceso de cambio popular: Un tejido político con anclaje país. La Paz: Centro de Investigaciones Sociales.Baringo, David (noviembre (2013-octubre 2014). “La tesis de la producción del espacio de Henri Lefevbre y sus críticos: un enfoque a tomar en consideración”. QUID 16, (3),110-126.
Jaramillo, Samuel (septiembre de 2008). “Reflexiones sobre la “informalidad” fundiaria como peculiaridad de los mercados en las ciudades de América Latina”. Territorios, (18-19),11-53.
López, María (septiembre de 2018). “La configuración del trabajo en el siglo XXI: el mercado Eloy Salmon y los movimientos moleculares del capital”. Iconos (62),  87-104.
Tasi, Nico, Carmen Medeiros,  Antonio Rodríguez Carmona, Giovana Ferrufino, Giovana (2014). Hacer plata sin plata: el desborde de los comerciantes populares en Bolivia. La Paz: Fundación PIEB.

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Fecha de publicación: 13 de noviembre de 2020

 

[1] Ensayo presentado a la materia “Seminario II” de la Carrera de Sociología de la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, 2019. Docente: Ms. Cs. Víctor Hugo Perales.

[2] Estudiante de la Carrera de Sociología. E-mail: omarcarloquenallata@gmail.com