se2022 - Instituto de Investigaciones Sociológicas “Mauricio Lefebvre”

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En este espacio se difunden trabajos de los estudiantes de Sociología de la UMSA que tienen un componente de investigación, con el propósito de alentar el desarrollo de habilidades de escritura en la idea de que esta práctica está íntimamente relacionada con el pensamiento crítico y creativo.

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CENTINELAS COLEGIALES EN VILLA ADELA[1]

Camila Alexandra Copa Oña[2]

El 2019 fue un año de caos social en Bolivia, comenzando por las manifestaciones llenas de racismo y discriminación y terminando con varios disturbios violentos. Para los estudiantes escolares de la zona Villa Adela, ubicada en la ciudad de El Alto, ese año tiene una carga de recuerdos reflexivos, ya que enfrentamos juntos los diferentes conflictos suscitados después de la renuncia del entonces presidente, Evo Morales. Los estudiantes creamos canales de comunicación para estar atentos a los actos delincuenciales. Se generó una unión por un bien común: a pesar de nuestras posiciones políticas, nos sentimos en confianza porque nos escuchábamos entre nosotros.

Un día lleno de comunicación virtual fue el del 10 de noviembre. La afirmación de mi compañero Juan Llusco: "Ha renunciado el Evo" (comunicación, WhatsApp-10/11/19) nos llevó a intercambiar opiniones dentro del grupo de WhatsApp de la pre promoción. Estas opiniones se convertirían en debates y más tarde en discusiones. En ese momento todos pasamos de ser unos estudiantes de quinto año de secundaria a ser unos politólogos con postgrado con una verdad absoluta. Sin embargo, este breve mensaje habría sido un simple inicio de los demás mensajes que vendrían, y esta vez no serían por expresar nuestras ideas, sino para asegurarnos el bienestar propio y el del otro, debido a las noticias de supuestos delincuentes y saqueadores. Por ahí también se los denominó de manera insulsa como "masistas". Nosotros, con miedo y rabia, creamos un grupo de WhatsApp al que denominamos como "Resistencia Villa Adela". Hasta ahora me pregunto quién habrá pasado el enlace del grupo para que de la nada aparezcan números desconocidos, los que más tarde serían compañeros de otras escuelas. Todos con su reporte, todos plenamente activos con audios, mensajes, advertencias, videos y fotografías de lo que pasaba en la calle donde vivían. Llegada la oscuridad de la noche, mi celular estalló de mensajes y sonidos de notificaciones que decían: "Te añadieron al grupo 'Estudiantes unidos" y "Mensaje de Jennifer: Cami, crea grupo solo para chicas y nos informamos por ahí".

Las advertencias y noticias nos ponían en alerta y no dudo que el siguiente mensaje grupal que todos recibiríamos haya puesto los pelos de punta a más de uno. La compañera Celeste Cordero dijo: "por favor ayuda, los saqueadores quieren entrar al colegio El Paraíso-Don Bosco y librerías cercanas" (comunicación WhatsApp, 10-11-19). Eso desencadenó una inmediata reacción. Compañeros de diferentes colegios como el Martín Cárdenas y el Jesús de Nazaret, corrieron a apoyar al colegio El Paraíso-Don Bosco. Armados con palos, fueron a hacer una fogata en la esquina y a esperar a cualquier delincuente. "Bien feo siempre me han hecho asustar, estaba en chanclas y así mismo me he salido a defender el colegio" (entrevista a Víctor Poma, 14-06-22). "Yo me puse a llorar de impotencia, era muy jodido porque mis padres no me dejaron ir a defender el cole porque, según ellos: 'las mujercitas no se meten a esas cosas' y eso me hacía renegar más todavía" (entrevista a Adriana Pacheco, 14-06-22). Al concluir este día ningún estudiante resultó afectado ni material ni físicamente, pero queda en mi memoria la valentía de cada uno de los jóvenes por defender cual templo sagrado nuestra casa de estudio, y todo gracias a nuestras grandes aliadas de ese entonces, las redes sociales. Comunicarnos por las redes sociales era una gran ventaja para organizarnos, mediante los grupos de WhatsApp ya sabíamos qué hacía cada compañero. Unos estaban pendientes a las noticias, sobre todo a lo que pasaba en la ciudad del Alto, otros daban consejos de seguridad por si llegaba a ocurrir algún ataque y otros simplemente se ocupaban de ser el apoyo moral para nuestra valiente vanguardia, los que estaban resguardando los colegios.

Hasta el día de hoy aquellos compañeros valientes y yo nos tenemos un gran respeto los unos a los otros. De alguna manera, la comunicación y preocupación durante esa noche nos habían unido sin que nos diéramos cuenta. Estábamos dispuestos a ayudarnos entre nosotros por un bien común, resguardar nuestros colegios. Éramos diferentes, a una edad tan temprana nosotros estábamos activamente atentos a la coyuntura del país y definitivamente asumíamos una posición y defendimos una bandera ideológica. Sí, el debate masistas vs pititas también era un fuerte tema en las aulas de las escuelas, y sí, también dependía de las clases sociales.

Con ejemplos claros de contraste del antes y el después recuerdo bien como había una enemistad entre tres colegios. Los del colegio Jesús de Nazareth eran tachados de jailones, pititas. Se los metía a todos en la misma bolsa por tratarse de un colegio privado, y de cierta forma lo que se asumía de ellos era verdad. Muchos eran pititas y por su posición económica entraban en debates con los de otros colegios en los que se escuchaban frases como: “Esos masistas son unos indios, por eso solo los del fiscal están con ellos, porque no son más que ignorantes y borregos que siguen tras su Evo". También tenían argumentos interesantes: “Todo estaba estancado, ya estaba harto de ver siempre el favoritismo al campesino, ¿y nosotros qué? Mis papás se partían el lomo para meterme a un particular para que ellos sin saber me digan jailón” (entrevista a Fidel Mérida, 13-06-22). Por otra parte, en la zona se considera a los del colegio Martín Cárdenas como flojos, a pesar de su humildad. Una vez en una charla casual con mi casera, viendo como salían estudiantes de ese colegio, me dijo: “Estos son unas imillas y llokallas, directo al internet o a enamorar salen”, esa era la opinión que tenían la mayoría de las personas sobre estos estudiantes, no es sorpresa que aclare que es un colegio fiscal, por eso tenía una mala reputación. Y el patrón se repetía, lo que se suponía de sus posiciones políticas era verdad, ellos apoyaban incondicionalmente al MAS, sus argumentos eran “El MAS y su proceso de cambio fueron importantes para mi familia. Cuando se fue Evo Morales me sentía desolada porque lo veía como una figura protectora. Por eso lo defendí, porque luego me sentí huérfana y tenía miedo de los cambios que vendrían, ya no se respetó al campesino, bajamos la cabeza” (entrevista a Ximena Cusicanqui, 13-06-22). A pesar de que tenían argumentos victimistas también tenían un lado discriminador, una vez pasando por la calle escuché a un uniformado de este colegio gritándole a un estudiante del Jesús de Nazareth: “Hazte a un lado, K’ara jailón, no sabes nada encima, blancón insípido”. Por último, el colegio El Paraíso-Don Bosco era visto como el imparcial, una combinación entre pititas y masistas. Este colegio es de convenio, éramos una especie de clase media tratando subir a una clase alta. Según Andrea Escobar, “es gracioso porque yo decía que para los masistas soy pitita y para los pititas, soy masista” (entrevista, 13-06-22). Esa era la posición política de cada colegio representada en tres estudiantes.

A pesar de las obvias diferencias entre colegios, entablamos una relación gracias a los grupos de WhatsApp. Allí sí noté que todos teníamos el mismo miedo y el mismo amor a nuestras casas de estudio. Era irónico como se veían grupos de chicos de diferentes colegios armando una fogata, haciendo bromas entre ellos, y disfrutando el hecho de tener un nuevo amigo; en fin, ya se conocían. Ya no nos unía una clase social, un colegio o una ideología, nos unía la denominación que llevamos todos en común y no se podía cambiar: la de estudiantes. Ser compañeros nos unía, la educación nos unía. Desde ese momento surgió más de una amistad, después de todos los conflictos y hasta el día de hoy seguimos charlando y riéndonos por pasar del odio al amor.

Por otra parte, los estudiantes de secundaria, por tratarse de que éramos menores de edad, no fuimos tomados muy en serio por los adultos. Era entendible que se escuchen más otras voces porque había caos y sectores sociales más afectados. Las personas mayores nos veían como miniagitadores, niños que seguían una corriente sin saber de qué se trataba. Nosotros gritábamos “democracia” con un sentimiento de patriotismo, ellos pensaban que para pronunciar dicha palabra necesitábamos participar de un proceso electoral. Por tal razón nos sentíamos solos e incomprendidos.

Sin embargo, esto cambiaba cuando nos encontrábamos entre nosotros, nos importaba el intercambio de opiniones y nos escuchamos pacientes y atentos. Nos sentimos por primera vez escuchados luego de ser ignorados cada uno de manera individual y bajo su contexto. Por eso ha sido grata la convivencia entre compañeros, porque teníamos confianza mutua y se tomaba en serio lo que decíamos. No salieron ideas insulsas y bobas, de hecho, esto ayudó a varios compañeros a elegir nuestras carreras. Hoy en día mis compañeros estudian Derecho, Ciencias Políticas, Trabajo Social y hoy estoy estudiando Sociología. Aún seguimos tocando el tema en reuniones amistosas. Lo que era un momento fuerte y definitivo para formar valores y darnos un paso a la madurez, se transformó en relatos de anécdotas vividas en tal época. Estas tres etapas principales resumen lo que fue ese entonces para nosotros enfrentar un conflicto histórico. Ahora comparo mucho estas medidas escolares e inocentes con mi diario vivir. Aprendí mucho sobre el respeto, la tolerancia y la solidaridad. Es necesario que Bolivia se una como nosotros lo hicimos, y veo con optimismo el futuro del país, donde jóvenes que ayer unidos protegieron su colegio, ahora tomen las riendas y, de la misma forma, defiendan su país.

Lista de entrevistados

Andrea Escobar, estudiante universitaria, El Alto, 13-06-22

Fidel Mérida, estudiante universitario, El Alto, 13-06-22

Ximena Cusicanqui, estudiante universitaria, El Alto, 13-06-22

Víctor Poma, estudiante universitario, El Alto, 14-06-22

Adriana Pacheco, estudiante universitaria, El Alto, 14-06-22

 

Fecha de publicación: 30 de septiembre de 2022


[1] Este trabajo fue presentado el año 2022 para la materia “Lenguaje y redacción básica”, en la carrera de Sociología de la Universidad Mayor de San Andrés.

[2] Estudiante del primer semestre de la carrera de Sociología, Universidad Mayor de San Andrés.