Marcio Aguilar: “La sociología me aportó cierta dosis de pensamiento crítico” - Instituto de Investigaciones Sociológicas “Mauricio Lefebvre”
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“La tarde se debate entre la furia y el descanso. El sol de las dos tira golpe sobre golpe y la cara del asfalto arde, rojísima, incendiada. El rubor sube hasta abrazar a los que pasan por las calles. Mientras unos buscan sombra entre los pocos árboles y los altos bloques de cemento, otros hierven. La ciudad hoyada como una olla en la fogata. Sobre la Camacho, a dos cuadras del mercado, Emanuel Urbano y Armenio Mita esperan una cita”.
Así comienza La tumba de los gatos, cuento de Marcio Ramiro Aguilar en el que aborda la problemática de la precariedad laboral. Este trabajo obtuvo una mención de honor en el Concurso Nacional de Literatura “Franz Tamayo” de la presente gestión, reconocimiento que está antecedido por otros: el año 2019, una mención de honor por el cuento Cuando te amamos; y los años 2018 y 2015, el primer lugar del Concurso Municipal de Literatura Infantil “Yolanda Bedregal” por Mirar por la ventana y Tareas no resueltas, respectivamente.
Marcio Ramiro Aguilar Jurado nació en Tarija. Desde hace siete años radica en la ciudad de La Paz. Estudió Sociología en la UMSA y Escritura Creativa en el Instituto Internacional de Integración Convenio Andrés Bello. Actualmente trabaja como editor y profesor de Lenguaje, es coeditor de la Revista Sociopatía y parte del colectivo Periférica Cultural.
En esta entrevista con Marcio Aguilar recogemos valiosos aportes sobre la vinculación entre la Sociología y la Literatura -y mucho más-, campos entre los que se mueve el autor.
De Tarija a La Paz y de La Paz a El Alto…
Son siete años que resido de forma ininterrumpida en La Paz. Tanto La Paz como El Alto son ciudades que me gustan mucho. De hecho, vivo en esta última desde hace dos años. Algo que destaco en ambas ciudades es que la historia y la memoria le dan dinámica a la vida. A veces la memoria parece una herida, pero como pasa con toda herida, el dolor que provoca está vinculado al reconocimiento del cuerpo. Aquí todo el tiempo experimento cosas que me mantienen alerta. En cambio, Tarija es una ciudad vacía, un lugar con una memoria y un pasado manipulados, o incluso negados. Allá, los habitantes son fantasmas. En Tarija encuentro una sensación de muerte que todavía no estoy dispuesto a aceptar. Creo que me trajo a La Paz el rechazo a la pobreza vital de la ciudad donde nací.
¿Qué te animó a estudiar Sociología y no Literatura, por ejemplo? Dicen que la Sociología es una disciplina poco inclinada a lo literario…
Ni en mi adolescencia ni en mi juventud pasó por mi cabeza la idea de estudiar Literatura, no sé por qué. Probablemente porque al estar viviendo en Tarija las ofertas académicas eran muy limitadas. Al vivir aquí, en La Paz, entendí que el universo laboral de ciertas profesiones es abrumadoramente estrecho. Hablando de las carreras que mencionas, diría que es casi imposible vivir de la literatura y que de la sociología viven muy pocos, lo que puede ser una razón para que no haya carreras de este tipo en mi ciudad. Pero esto no influyó en mi decisión de estudiar Sociología porque cuando me inscribí a la carrera casi no tenía idea de las cosas que ahora te digo. Estudié Sociología porque un día le dije a un familiar (que es el único que radica en La Paz) que quería estudiar algo en lo que se leyera mucho y que por favor me ayudara averiguando qué carrea sería la ideal. Este familiar pidió referencias a algunos de sus conocidos y las referencias que recibió coincidieron en que la carrera indicada era Sociología.
¿Marcio es primero escritor (literatura) o sociólogo? ¿En cuál de estas categorías te sientes más cómodo?
No me siento escritor de ningún modo. Y esto es una especie de vacío personal que me provoca una inquietud exterior. Desde hace pocos meses me propuse estudiar sobre la formación del oficio. Quisiera saber qué es lo que hace a una persona graduarse, si vale el término, como escritor. ¿Las publicaciones, los premios, la recepción, la crítica especializada, la promoción editorial, los vínculos sociales? ¿Qué? Los reconocimientos que obtuve y la gente que llegué a conocer gracias a esto me permitieron observar un inmenso tejido de contactos en las redes de internet, en los que una cantidad sorprendente de personas aparece con la descripción biográfica de “escritor” o “escritora”. Esto me recordó lo que una vez dijo, si no me equivoco, Ricardo Piglia: puede ser que en algún momento falten lectores, pero lo que nunca van a faltar son escritores. Entiéndase la ironía. Y entiéndase el vacío o la confusión que siento sobre mí mismo. Lo cierto es que la única comodidad que encuentro en mi vida es la de ser lector, creo que antes que cualquier cosa soy eso, y la lectura es un acto esencial para la Literatura y la Sociología.
A partir de tu experiencia, ¿cómo dialogan la Sociología y la Literatura? O, quizá, ¿cómo hacer para que dialoguen, si esto es relevante?
A partir de mi experiencia práctica, el diálogo entre ambas disciplinas es conflictivo y poco aclarador. Cuando tuve el interés de realizar algún trabajo en la carrera combinando ambas disciplinas, me choqué con el obstáculo de no encontrar una metodología que valide el proceso y los resultados de la investigación. Y el acto mismo de estudiar sociológicamente el fenómeno literario no es bien visto en la carrera. Además de no tener una metodología que lo sustente, si lo haces, te conviertes en un investigador de escritorio, lo que para los sociólogos de campo parece ofensivo. Sin embargo, hay algunos docentes que acompañan y guían a los estudiantes que aspiran a proyectos de ese tipo. Probablemente las nubes metodológicas se vayan despejando cuando existan más docentes y más estudiantes que se animen a indagar en ambas disciplinas.
A partir de mi experiencia bibliográfica, el diálogo entre la sociología y la literatura es una realidad vigente desde hace muchos años. Por ejemplo, en 1909, Gustave Lanson, amigo de Durkheim, afirmó que “el fenómeno literario es esencialmente un hecho social”. No es el único caso. Hay otros intelectuales y otras escuelas que se inmiscuyeron en el diálogo de ambas disciplinas, como el interaccionismo simbólico, por ejemplo, o como Georges Bataille, George Lukacs, Pierre Bourdieu, entre otros. Hay un libro que ilustra bastante sobre esta relación, es de Gisele Sapiro, titula: Sociología de la Literatura. Lo recomiendo.
La carrera de Sociología busca formar a investigadores sociales. Y la investigación social (identificar un caso, observarlo, analizarlo, buscar datos) brinda técnicas útiles para crear una historia en la que se aborde un tema social. Estoy pensando en tu cuento La tumba de los gatos. En tu opinión, ¿es así? ¿Qué herramientas de la sociología te sirven en tu escritura?
Creo que la sociología más que aportarme técnicas me aportó cierta dosis de pensamiento crítico. Para crear una historia, la práctica de recolección de datos, por ejemplo, creo la hubiese aplicado aún sin haber estudiado la carrera. Hay autores que reconocen que en el proceso de creación de sus obras han recurrido a diferentes fuentes para incorporar información, y esos autores no son justamente sociólogos. En cambio, algo que la sociología otorga de forma excepcional es la capacidad de cuestionamiento. Esa capacidad, en mi producción literaria, la ejercité sobre todo en el plano personal. Cada una de las cosas que escribí es un ejercicio de autocrítica. En mi primer cuento, por ejemplo, me cuestiono el papel de la familia convencional. En ese cuento, el padre es una figura ausente. Luego, en Cuando te amamos, indago en los conflictos de la identidad masculina. En ese texto, mis dos personajes centrales son hombres que experimentan la derrota de su sexualidad. Por último, en La tumba de los gatos, el cuento más reciente, abordo la precariedad laboral. Todos estos temas han atravesado, en algún momento, mi historia personal. No sé si hubiese podido consolidar todos los cuentos que escribí sin esa mirada crítica que me ayudó a formar la Sociología.
Se ha estudiado mucho sobre la influencia de la sociedad en la literatura, pero muy poco sobre cómo la literatura influye en la sociedad. ¿Qué opinas de esto en el caso de Bolivia?
Creo que la influencia de la sociedad en la literatura y de la literatura en la sociedad son caminos con fronteras muy difusas. Es decir, no sabría decir cuándo la influencia corre en un sentido y cuándo en otro. Un caso emblemático de estos rumbos conflictivos es la obra de Gustave Flaubert: Madame Bovary. Ema Bovary, que es el personaje central de esa obra, es una mujer perteneciente a la pequeña burguesía y que a la vez es lectora de novelas de tramas sentimentales. Ese tipo de lecturas influyen tanto en Ema que la empujan a romper con su estatus quo, es decir, con el orden dominante de su grupo social. Ema comete adulterio, Ema entra en crisis, Ema se suicida.
Para el caso de Bolivia tendría que retroceder algunos años para dar una respuesta. Hasta hace unos meses me encontraba estudiando las novelas de autores bolivianos de principios del siglo XX con el objetivo de identificar en esos textos rasgos de la realidad social de la época. Muchas de las novelas bolivianas del periodo están atravesadas por tramas de romance donde, a diferencia del caso de Ema Bovary, los personajes protagónicos son hombres. En nuestras novelas, ellos son los que terminan matándose o, en otros casos, desapareciendo. A esto adiciono un hallazgo muy particular. A la vez que leía tales novelas, revisaba archivos hemerográficos para cruzar información. Y en un artículo encontré el testimonio de un ciudadano chileno que había visitado la ciudad de La Paz por esos años (primeras dos décadas del siglo XX). En el artículo, el chileno destacaba ante la prensa de su país, su sorpresa por la insólita cantidad de suicidios en hombres habitantes de La Paz.
Ahora queda pensar qué rumbos o qué sentidos toma la influencia entre la literatura y la sociedad.
Marcio, en perspectiva, ¿qué proyectos para el siguiente año?
En lo personal, quisiera seguir escribiendo, y para eso desearía no tener grandes dificultades económicas y laborales. Aspiro a mejorar mi escritura, por ahora a través del cuento. Y si es posible, en un futuro me gustaría experimentar con la dramaturgia. En lo colectivo, espero consolidar un ejercicio de intervención socio-cultural con un colectivo formado recientemente con amigos de distintas áreas: literatura, historia, psicología, diseño gráfico. Para eso, ojalá podamos conseguir proyectos, espacios y todo lo necesario.